El mes más alegre del año a causa de tantas festividades. Iniciando con el día del trabajo.
Miramos desfilar a los trabajadores rindiendo homenaje a los mártires de Chicago y Cananea y después de la marcha el acto cívico con las propuestas que se persiguen mejores acciones laborales.
Ahí en la calle 13 Hidalgo en compañía de mis hijos veíamos desfilar a mi papá, un hombre institucional ejemplo de abuelo.
Seguíamos con el día 5 de mayo, día de asueto y precisamente cumpleaños de mi padre y en la actualidad de una nieta.
Aniversario de la Batalla de Puebla donde los nuestros mexicanos de cepa pura derrotaron al ejército francés considerado el mejor del mundo.
Enseguida el día mayor, el día 10 día de la madre, Dios nos da la vida pero por dádiva bendita en el vientre de una mujer se gesta, se conforma la existencia de un nuevo ser… Es indescriptible el amor que la bendita mujer da al fruto de sus entrañas.
Desde que lo siente latir en sus entrañas.
“Hasta de ofrendar la vida si ésta así lo requiriera”. No existen palabras suficientes para describir el amor y sentimiento de la madre.
Continuamos con el día del Maestro, 15 de mayo.
Todos mis mentores para mi son inolvidables.
Los de la primaria, secundaria, preparatoria, para mi persona son inolvidables, los comparo a unos escultores en lugar de arcilla o yeso, esculpen almas.
Con su sabiduría y su talento para enseñar a sus alumnos.
El 23 día del estudiante, ¿cómo olvidar los tradicionales bailes, la coronación de la reyna?
Música en vivo en el patio de la escuela.
Felicidad donde no importan los años, los recuerdos están vivos en la memoria que provoca el milagro de que vivan nuevamente.
Por hoy es todo.
Hasta la próxima. Carpe diem.