Esperaba pacientemente mi turno para realizar un trámite administrativo, cuando observé a dos jóvenes  discutiendo  sobre una reunión que abordaría temas sobre cómo llegar a la cima, adquiriendo conocimientos  aptos sólo para iluminados; uno de ellos, el que  evidenciaba estar más ansioso, le decía al otro: Vamos, apúrate, llegaremos tarde y nos perderemos el principio, y eso de tener conocimiento a medias, nos pondrá en desventaja con el resto de los compañeros. Como la discusión se deba en un tono elevado, otras personas, sin desearlo, también se percataron del asunto, entre ellos, una persona adulta mayor, un hombre de mediana estatura, de tez moreno claro, de generosa barba y bigote blancos, que vestía con sencillez, en su cabeza resaltaba un sobrero estilo Panamá de color café y en sus pies unos cómodos huaraches también de color café, el cual parecía inquietarse al escuchar aquel diálogo y decidió intervenir, no sin antes disculparse y solicitar la palabra, a lo que un tanto sorprendidos los jóvenes, tal vez por respeto a su edad y por ser educados, estuvieron dispuestos a escucharlo. Entonces el hombre, sin prisa retiró el sombrero de su cabeza  y tomándolo en la mano izquierda a manera de abanico les dijo: Nos espera una primavera cálida, lo que nos invita a utilizar bien la energía de nuestro cuerpo, esto, para no generar más calor en el entorno. Uno de los muchachos intervino y le preguntó: ¿Acaso es usted profesor de física, o experto en metabolismo corporal? No, replicó el hombre, solo soy un viejo, y con el tiempo, uno va acumulando experiencias, que van contestando la mayor parte de las dudas que se tienen en la vida. Escuché que van a una especie de congreso de conocimiento. Así es, respondieron a unísono los interlocutores, usted mejor que nadie sabrá que el que no siembre la semilla del conocimiento temprano, no levantará la cosecha de sabiduría que se requiere para comprender las cosas. El conocimiento adquirido a través de la experiencia de otros sin duda deja una buena enseñanza, dijo el viejo, pero no responde todas nuestras dudas, esas sólo se pueden contestar cuando nos damos la oportunidad de vivir nuestra propia vida. Acaso ustedes están forjando su vida basándose sólo en el conocimiento y se olvidan de que se puede saber mucho, pero eso no garantiza la felicidad; no pierdan de vista el conocerse a sí mismos, para que no sean una copia de los demás. Dicho lo anterior, el hombre agradeció la oportunidad de su intervención, se colocó el sombrero en la testa y emprendió su camino.

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