Todos anhelamos los cambios para bien, desde luego, que cambiar significa estar dispuestos a dejar de practicar acciones que inciden negativamente en nuestra vida y en la vida de los demás; si bien es cierto que los cambios que está impulsando la nueva Administración Federal han causado molestias en menor o mayor grado a algunos sectores de la sociedad, es justo reconocer que habiendo muchas formas para acceder a la atención de la problemática más sentida por lo mexicanos, en ocasiones, las medidas que se toman a pesar del desconcierto, nos invitan a la reflexión para visualizar la magnitud de nuestra apatía para enfrentarlos.
Se me ocurre pensar ¿qué pasaría en nuestro país, si en lugar de los combustibles, nos faltara el agua o el oxígeno? Desde hace ya mucho tiempo, los especialistas en la materia nos están advirtiendo de la posibilidad de que en un futuro no muy lejano estemos en una situación de crisis ante la falta del vital líquido o de una buena calidad del oxígeno que respiramos, lo que pone en riesgo nuestra sobrevivencia. A pesar del llamado que nos hacen los ambientalistas, poco interés le damos a tan delicada situación, pues seguimos teniendo hábitos tan cuestionables, que muchas veces realmente merecen una sanción penal.
Es necesario tener conciencia de los riesgos que estamos corriendo, si persistimos en nuestro afán de contaminar el aire y el agua; requerimos por ello, de un proceso de reeducación en buenos hábitos para la conservación adecuada de nuestro medio ambiente. Por cierto, ayer caminaba junto a mi esposa por una de las vialidades del sector donde habitamos y no va a creer que por primera vez había más excremento de perro en las banquetas, que baches en las calles, intuyo que los canes tienen dueño, y éstos podrían evitar dejarlos salir, sólo con el único fin de que defequen en la vía pública, si estoy equivocado pido una disculpa a quienes sí están al pendiente de sus mascotas, de otra forma, si se trata de perros callejeros, bien valdría la pena, que los recogiera alguna institución civil protectora de animales o gubernamental, y los ofrecieran en adopción, siempre habrá personas de muy alto afecto y consideración por los animales dispuestos a darles una mejor calidad de vida y contribuir a la preservación de nuestro medio ambiente.
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