Mucho se es ribe del proceso electoral que vivimos ya en la entidad y que culmina con la renovación del Congreso local, en donde ya muchos se saborean las mieles de un triunfo buscado desde la traición y las mentiras, y otros, ajenos a la política real, piensan que habrá designaciones justas para cada uno de los aspirantes a los cargos que se pondrán en manos de los electores.
Y es que comenzamos a ver en las redes sociales el primer esfuerzo por confundir, por mentir y or engañar a los electores: dicen que y salió la lista de plurinominales el PRI, pero también que en el PAN tienen ya a los palomeados, y así, hasta llegar al fenómeno popular llamado Morena que, aunque se diga lo contrario, ha tenido una baja en las preferencias ciudadanas gracias a la falta de cumplimiento de ls promesas de quien se erigió como el omnipotente y único político del mundo capaz de ordenar a México, lo cual ha sido un buen intento, pero una mala acción.
Algunos aspirantes están promoviendo entre sus amigos ls “listas2 en las que tal o cual persona está ya amarrada para una pluri, que es la forma más barata, inmoral e intrascendente de llegar al Congreso a cobrar muy buen salario por no hacer gran cosa. También, algunos otros se mencionan para contender en los distritos que, siguen siendo un grave problema por los aspectos de seguridad pública que aquejan a la entidad y tienen repercusión en las acciones electorales.
Que si la lista del PRI ya la desmintieron, pero que tiene algo de cierto, porque va tal y cual en ella y son casi los amarrados. Que si el PRI está muerto desde antes por los resultados del año pasado, que si el PAN refrendará triunfos en una entidad que se cambió de color hace poco más de dos años, pero que en julio pasado manifestó ser más morena que los propios morenos.
También, los “amigos” que gustan de descalificar en lugar de sumar están a la orden del día: ya uno de los miembros de Morena sufre las traiciones de quienes desean llegar a los puestos que se ofertarán como una nueva fuente de empleos a un grupo minúsculo que, en aras de vivir bien, buscan no tanto, según la percepción de la gente, el bienestar ciudadano, sino un bienestar familiar y personal.
La verdad es que la mal llamada “clase política” está terriblemente devaluada, por los resultados y porque no somos tan ciegos cuando vemos que uno u otro cambia su estatus social y económico al llegar. Porque no nos tragamos el cuento de que todos se saquen la lotería al llegar al puesto o cargo.
Los ciudadanos ya estamos cansados de tanta pillería, y de ver que nuestros elementos de la clase política son cada día más ricos y nuestros servicios siguen siendo deficientes.
Y eso pasa facturas tarde o temprano, y si no, pregunte al PRI qué sucedió en los últimos comicios locales.
Se vienen tiempos difíciles para los que acostumbran a vivir de la política -no es igual que los que hacen política- porque las repercusiones de la agenda nacional tienen un peso muy importante, y en ese sentido, hay desencanto por una parte, y por otra, los escándalos de algunos miembros de ese grupo privilegiado que cobra muy bien por trabajar poco, que nos han abierto los ojos a la realidad y a la indignación social, producto de abusos y trafiques que, pareciera que no se han dado cuenta que la ciudadanía ya conoce y se indigna.
Hoy por hoy, la indignación por la forma tan grotesca que tienen los de las nuevas generaciones de “hacer política” y amparados en los muy viejos representantes de estos grupos que siguen imponiendo a sus familiares, pero que han olvidado que a la gente ya no se le duerme tan fácilmente.
Seguros estamos que habrá muchas sorpresas en las elecciones próximas en Tamaulipas, y a algunos no les gustarán los resultados, porque no han sido preparados para ganar o trabajar, sino para seguir viviendo de esa actividad tan lucrativa para unos, y que no tiene resultados que la ciudadanía exige a gritos, enmarcados en la justicia y la honestidad tantas veces cacareada.

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