“Ni todo el amor, ni todo el dinero” Esta frase vino a mi memoria recientemente y aplica para un sin número de situaciones en la vida. La había escuchado referida a la mujer, aludiendo el hecho que siempre debe de haber un equilibrio entre ambos factores para poder llevar una relación estable. Me acuerdo también, que mi padre, en algunas ocasiones, hacía alusión a la frase, ya sea aplicada a la enseñanza de valores a los hijos, refiriéndose tal vez, al hecho de que algunas veces podríamos equivocar las señales o los mensajes de responsabilidad que emanaban de su autoridad y podríamos caer en la complacencia de pensar que nos merecíamos todo, sólo por el hecho de que nos amaba; lo aplicaba también a los amigos, que queriéndolos tanto como se quiere a un hermano, en algún momento la relación podría ponerla en riesgo, debido al incumplimiento de pagos de préstamos en dinero, el auto, las herramientas, incluso otro tipo de favores personales, porque había amigos que pensaban tener  un exceso de derechos por considerarse muy cercanos.

Hoy quiero aplicar la frase aludida a la relación entre abuelos y nietos. Los abuelos tenemos la fama de ser muy consentidores, y resulta, que una vez que los pequeños alcanzan cierta edad, asimilan como verdad, el hecho de que son merecedores de todo cuanto podamos proporcionales; cuando ocurre esta transición, se corre el riesgo de que los niños encuentran más satisfacción en los bienes materiales que en el amor que se les obsequia, de tal manera, que de no guardar un equilibrio pertinente entre dinero y amor, los pequeños empiezan a ponerle precio al afecto que les brindan a sus abuelos, de hecho, en algunos casos, los nietos se convierten en pequeños tiranos manipuladores de las emociones de aquellos que los aman desinteresadamente.

Las más frágiles emocionalmente, suelen ser las abuelas, quienes con tal de cumplirles todos los gustos a sus amados nietos, comenten el error de no poner límites y de ahí surge el abuso correspondiente.

Duele sentir el bien estudiado rechazo de un nieto hacia sus abuelos, cuando no se le cumplen sus peticiones, pues quien conoce el corazón de los adorados pequeños, sabe que su conducta inapropiada sólo es un mecanismo de control y subyugación, y sabe que el amor puro existe en su corazón, pero puede permanecer cautivo de los pensamientos convenencieros que buscan sólo satisfacción material; para evitar que se arraigue ese falso rasgo en su personalidad, debemos de recordar que a los nietos ni todo el amor, ni todo el dinero.

Por cierto, se me olvida comentar que la frase también aplica para los políticos, sobre todo, en aquellos casos en los que tratamos de ver en ellos al abuelo  consentidor que puede solucionar todos nuestros problemas.

Que tenga un feliz, creativo y siempre esperanzador inicio de semana. Dios los bendiga.

 

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