Hace unos días, unos amigos, enterados de que mi esposa y yo habíamos celebrado una importante fecha de aniversario matrimonial, me preguntaban entre broma y seriedad, que cuál era la fórmula que teníamos para mantenernos unidos por tantos años, les respondí que no había tal fórmula, sólo vivíamos una realidad en pareja que nos obligaba a seguir aprendiendo el uno del otro, día a día, esto, para vivir en santa o sana comunión, ya que siendo dos seres únicos, e irrepetibles, somos diferentes en todo, y más de lo que pudimos imaginar, cuando aquél 12 de julio de 1975, nos habíamos comprometido a ser fieles, respetarnos y amarnos hasta que la muerte nos separara; más de uno quedó conforme, pero otros, se quedaron con alguna duda y uno de ellos repuso: Entiendo que siendo diferentes, seguramente enfrentaron diversos retos en el camino, algunos de ellos pudieron ser tan difíciles que los han de haber puesto a pensar si no se habían equivocado y con ello pensaron en la separación, tal y como suele ocurrirles a muchos matrimonios. Te voy a contestar con apego a mi verdad, quiero decir con esto, que quizá los expertos en relación de pareja pudieran tener una respuesta más docta, según los tratados de su especialidad, así es que tú estarás en tu derecho a disentir de mi respuesta. En mi caso, nunca he dudado que di el paso correcto, tal vez cuando lo hice, podría considerase que era un tanto inmaduro, ya que mi decisión pudo estar influenciada por una necesidad sentida de mi ser, y eso podría darle un sesgo a las definiciones aprobadas por los organismos que juegan un papel importante en la estandarización y validación de los términos y conceptos, pero, como comenté anteriormente, lo que aquí expreso, se encuentra dentro de las experiencias que conforman la estructura de mi verdad, me casé, pues, por tener una necesidad sentida de amar y ser amado, pensando entonces, como lo pienso ahora, que el amor sana todas las heridas emocionales; no podría señalar si mi esposa tenía las mismas necesidades, solamente ella podrá saberlo y decirlo si es su deseo. Bueno, amigo mío, dijo uno de mis interlocutores, siempre he pensado que si te unes a otra persona es porque además de estar enamorados, con el tiempo de noviazgo vas experimentando lo que es el amor y si es así esto me hace pensar que en ocasiones el amor puede ser tan sólido como una roca, o tan frágil como un cascarón de huevo. Para mí el amor, le contesté, no admite en su definición otras características, con el ser fuerte, duradero, frágil, grande o pequeño, alto o bajo, el amor es el amor y punto, lo que indiscutiblemente no se discute es que el amor lleva en su naturaleza el ser misericordioso y comprensivo y siendo el hombre y la mujer materia, resulta ser frágil, maleable, puede transformarse perfeccionarse o deformarse, pero eso solamente puede hacerlo si hay falta de amor. Entiendo con lo que acabas de comentar amoroso amigo, que la materia o cuerpo también tiene posibilidades de perfeccionarse. Si la energía del amor reina en el cuerpo, el cuerpo mismo es amor, y quien ama encuentra la perfección en todo lo que ve y toca.
Una última pregunta, comentó el más interesado en el tema: ¿Cuáles consideras que son las pruebas más difíciles de superar en un matrimonio? Las parejas deben de evitar el distanciamiento emocional; cuando una de las partes empieza a sentir que hay algo que los está separando emocionalmente debe de buscarse el motivo, en ocasiones puede estar relacionado con la resolución de problemas familiares, traduciéndose esto como el estar experimentando un sentimiento de alta responsabilidad con la familia nuclear; según la psicología, esto se puede deber a la existencia de problemas de comunicación entre la pareja, así como el hecho de sentirse poco amado, valorado o apoyado en la relación; desencadenando todo esto el distanciamiento a la falta de atención a la relación, resentimientos e insatisfacción. En todo caso siempre resulta importante el buscar ayuda profesional especializada para evitar las consecuencias.
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