Entonces pregunté: ¿Acaso la playa deja de ser playa porque se le haya sustraído un grano de arena? Y Él contestó: ¿Acaso una madre deja de ser madre si le quitas un hijo? Un todo sin una de sus partes deja de ser un todo para convertirse en algo diferente, así una playa sin un grano de sí misma, no dejará de ser playa, pero ya no será la misma, y una madre sin uno de sus hijos no dejará de ser madre, pero ya no será la misma.

Él ha creado todo con amor, y es su voluntad que el amor sea el mismo para todos, ya sea entre padres e hijos, entre hermanos, entre amigos, mi amor por todos ellos no ha cambiado, pero en mi sentir, hay un vacío que sólo puede ser llenado por los que se han marchado, mas, aquellos cuyo espíritu ya se ha unido al todo, me trae el consuelo de que no los he perdido, pero aquellos que estando aquí y viven para sí mismos, olvidándose del amor que les tengo y se han alejado, aludiendo no tener tiempo para mí, les digo: busquen en su corazón para comprobar si aún la llama del amor que nos obsequió el Padre sigue encendida, no vaya ser que cuando el Hijo venga, los encuentre dormidos y pase de largo para no despertarlos de su sueño o su letargo.

He encontrado por el camino espiritual, que cuando las personas nos dejamos llevar por la ofuscación, la flama del amor se ve amenazada por el egoísmo, y pensando que en todo se tiene la razón, cerramos las puertas del corazón al amor, de ahí que una vez encerrado en sí mismo, llenamos nuestro espíritu de dolor y nos alejamos de todo lo que amamos y al no poder dejar de amar como Aquél que nos mostró el camino, tratamos de ocultarnos o alejarnos para no evidenciar, nuestro fracaso.

Entonces pregunté: ¿Señor estoy perdido? Y él me contestó: ¿Acaso el Buen Pastor no busca a la oveja perdida? Ustedes me conocen y escuchan mi voz, y yo siempre acudiré a ustedes.

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