Y usted que desearía, le pregunté a una bella dama de la clase media, y sonriendo tímidamente me dijo: Me gustaría vivir en una casa donde mis hijos pudieran correr por un pasillo sin tener que chocar contra la pared de la habitación que se encuentra a menos de dos metros de distancia, me gustaría que, al jugar a las escondidas, el juego no terminara tan pronto al ser descubiertos los pies, o parte de su espalda porque el espacio que habitamos sólo les permite esconder su cabeza como lo hacen los avestruces en su hábitat, quisiera vivir en un lugar donde no se escucharan los gritos de los pleitos familiares, las voces de inconformidad o los secretos que solemos escuchar sin desearlo y provienen de las casas vecinas; quisiera vivir en un sitio donde las mascotas pudiesen correr libremente y no anduvieran buscando alimentos en los botes de basura, ni teniendo que hacer sus necesidades en el frente de las casas; desearía también habitar en un conjunto habitacional donde se privilegiara el respeto y las buenas costumbres y no la generación de conflictos por los lugares de estacionamiento, o por tener que escuchar música a un volumen que rebasa todos los límites de la cordura; quisiera vivir en un lugar donde mi auto o sus partes, pudiesen estar seguras sin que alguna persona con más necesidades que las mías las hiciera suyas alegando que es más desafortunado que yo y merece tomarlo por justicia; quisiera tantas cosas, pero yo sé que mientras no se le dé la importancia a la promoción de los derechos y los valores humanos, apoyados en un sistema educativo que no haga distingos sobre los proyectos de los grupos políticos que se preocupan más por promover su febril ideario, adquirido en otra época diferente a la que vivimos. Ahora si me lo permite, tengo que reincorporarme a mis labores, porque quizá por estar contestando a su pregunta, en estos momentos estemos cometiendo un delito.
Discúlpeme señora, yo sólo quería saber si estaba interesada en recibir este obsequio, tal vez y con un poco de fe, podría encontrar en este libro las Palabras que le hagan recuperar la esperanza de vivir en un lugar donde lo único que tendría que hacer para sentirse mejor, es amar a su prójimo como así misma y amar a Dios por sobre todas las cosas.
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