Josué

Su nombre original era Oséas, que significa salvado, un salvador, o salvación; y posteriormente Moisés le puso el nombre de Josué, cuyo significado en hebreo es Yahveh salva o Yahveh de salvación.

Hace 3 meses llegó a nuestra consulta Josué, un médico que está realizando su servicio social; de trato amable y actitud positiva, siempre dispuesto a servir a los pacientes, consciente de que nunca se acaba de aprender en nuestra noble profesión, está presto a atender las recomendaciones para mejorar su práctica.

De lo primero que hablamos, fue sobre una breve introducción al servicio resaltando como prioridad, velar por promover los valores que den garantía a los derechos del paciente, como el respeto, el trato digno, el recibir una atención adecuada con suficiente información clara, oportuna y veraz; darle confianza para que el paciente decida libremente sobre su atención y el otorgamiento del consentimiento informado; el trato con confidencialidad y el poder contar con una segunda opinión.

Josué, ha prestado atención al modelo de relación médico-paciente que actualmente existe en nuestro consultorio y su natural forma de ser le ha facilitado el poder cumplir con la ética profesional que distingue a los prestadores de servicio de salud.

No soy profeta, pero le auguro un desempeño profesional exitoso. Ojalá nunca olvide el hecho de que no sólo basta con cumplir con darle la consulta al paciente, sino que es necesario comprender a la persona que se duele de no poder mantener un estado óptimo de bienestar, porque su mal suele ser multicausal y una receta no es suficiente para sanarlo.

Josué notó mi interés por darle de mi parte, un valor agregado a su práctica profesional, y desde el primer día me preguntó cuántos años tenía yo de servicio, a lo que contesté que 44 años, y después preguntó: ¿Por qué no se ha jubilado? Le respondí, tal vez no me creas, pero cuando quise hacerlo, mis pacientes me pidieron que me quedara, entonces me pregunté a mi mismo: ¿En verdad habré hecho algo bueno por mis pacientes? Si es así, bien vale la pena quedarme un tiempo más con ellos, tal vez logre convencerlos de que para sanar, la mejor medicina es amarse a sí mismos y amar a su prójimo, ésta ha sido la verdad que se me ha revelado.

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