Y de esos días que te levantas preguntándote ¿Acaso estoy donde debo de estar? Y como siempre, ante la duda, buscas las respuestas de quienes aprueban o desaprueban tus acciones, los que evalúan tu conducta.
¿Qué más esperas tú de mí, le dije? Yo no espero nada, contestó, pero podría decirte que entiendo lo que estás tratando de decir y, de hecho, puedo agregar la respuesta que esperas escuchar. Ahora resulta, respondí con cierto enfado, que te ufanas de conocerme más que yo mismo. Si yo fuera igual que los de más, respondió, te diría que te conozco porque te veo y te escucho, pero como no lo soy, te aseguro que te conozco porque vivo en ti, en tus sentimientos y en tus emociones, en tus pensamientos, en las expresiones que pasan desapercibidas para los demás, vivo en tus ideas y pensamientos, en tus sueños y evocaciones nocturnas, en tus sueños de vigilia que te frustran y en cuanta cosa o situación que no te puedas explicar, pero que ocurren en ti, han ocurrido y ocurrirán en tu ser, en lo más íntimo y en lo más superficial o lo más profundo, lo más reciente y lo más ancestral, en lo que es comprensible y no lo es.
¿Si te dijera que tu vida está compuesta por fracciones de tiempo de otras vidas, que tus recuerdos son recuerdos de otras tantas vivencias de otros seres y que tus sueños, han sido también los sueños de otros en otro tiempo, si te dijera, que, a pesar de ser un todo desde el principio, hay algo que te hace diferente a todos los que te han antecedido, me lo creerías? Si apenas se quién soy, cómo podría decirte que te creo. Mira estimado yo, mi igual inmaduro, mi existir actual, yo sé que a mí no podrías mentirme, no pretendo forzar lo que tardará tiempo en que conozcas a plena conciencia, lo que pretendo es desactivar tu estado de preocupación por saber quién eres, porque la verdad te será revelada en su momento, lo que deseo, es que puedas comprender que esta fracción de tiempo que te está tocando vivir, debe de concederte la suficiente sabiduría para encontrar el camino que te llevará a sentir que eres una pieza importante en los componentes del universo, que tu quehacer está escrito con las palabras vivas de quién es el Alfa y Omega de todo cuanto existe, ha existido, y existirá, de ahí, que vive lo mejor que puedas, disfruta lo que se te ha obsequiado, no pretendas más de lo que has de tener, ríe, abraza, baila, canta, aspira el perfume de la vida , saborea la dulzura que te regalan tus iguales, pero sobre todo nunca, pero nunca dejes de amar, porque el amor es la fuerza que te ha de llevar a donde te espera la felicidad tan anhelada.
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