Ahora que me acuerdo, fueron pocas veces la que le dije a mi padre que lo amaba, ¿qué porqué fue esto? porque no lo veía con mucha frecuencia, él vivía ocupado en su trabajo, con sus amigos y en otras actividades.

Sin duda él fue un buen hombre y para mí no importaba que estuviera lejos, porque la peor lejanía la sentía cuando estaba cerca, ¿que como es eso? bueno, es cuando sientes que necesitas mucho del amor de tu padre, pero intuyes que él te está preparando para enfrentar la vida en un mundo donde por naturaleza nadie sabe en verdad lo que es el amor, un mundo lleno de dificultades, de tropiezos, donde se tiene que luchar todos los días para seguir adelante, en ocasiones con heridas leves, otras veces con heridas graves que jamás cicatrizan; sí, mi padre me mostró la peor cara de la vida, y por paradójico que pareciera,  ésta no tenía que ver nada con la pobreza, siempre tuvo que ver con ese sentimiento de desesperanza que te deja el vacío de no saber qué es lo que en realidad quieres y siempre lo has sabido, por eso, muchas personas andan dando tumbos en la vida, buscando algo que dicen que se les ha perdido, pero nunca saben qué se les perdió; y muchos  van arrastrando las pesadas cadenas del resentimiento, de la envidia y del egoísmo,  van pensando que alguien les puso los grilletes a sus pies, tratando de ignorar que fueron ellos mismos los que se auto flagelaron, persistiendo en ello un perenne sentimiento de venganza, de desquite, que siempre genera violencia y va dejando a su paso más violencia.

No, no vaya a pensar usted que esta narrativa encierra una queja, lo que expresa es un dolor tan fino, que en ocasiones parece no causar molestia alguna, pero tan persistente cuando se asoma en la vida de relación el fantasma del desamor, que siempre anda rondando en la vida de todos, absolutamente todos, pobres, ricos, ignorantes o letrados, y pensar que todo, pudiera solucionarse si dejáramos de resistirnos a amar nuestro prójimo, así como Dios nos ama, así como Jesucristo que está aquí mismo, a mi lado, moviendo mis dedos, para decirles que escuchen su Palabra.

Ahora que me acuerdo, tal vez no todos podrán aceptar lo que digo, pero seguramente estarán recordando un evento que les traerá un recuerdo bueno o no tan bueno, pero que de asimilarlo positivamente, los hará perdonar todo aquello que en apariencia estuvo mal.

Dios bendiga a todos los padres vivos y les de la vida eterna a los que ya se marcharon.

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