Antes de iniciar las actividades, lo primero es agradecer a Dios por la nueva oportunidad de apreciar en todo lo que vale el despertar a un nuevo día, y con ello, a las múltiples oportunidades para ser feliz. Pero alguien podría cuestionarme en ese sentido, aludiendo ¿Cómo se puede lograr ser feliz, existiendo en el entorno, tantos factores negativos en contra? Sin duda, habrá situaciones que no podemos cambiar, pero todo aquello que dependa de nuestra voluntad, nos dará herramientas suficientes para lograr hacer más llevadera la vida, y por qué no, realmente sentir que somos felizmente afortunados por despertar cada mañana.
Recientemente escuché aquella cita bíblica que nos recuerda: “No andéis, pues, acongojados por el día de mañana; que el día de mañana harto cuidado traerá por sí; bástele ya a cada día su propio afán o tarea” (Mt 6:34) Atendiendo a ello, busquemos en cada nuevo día un propósito para allegarnos felicidad, démosle prioridad a las cosas buenas, sintámonos atraídos por la energía positiva que emana de las personas de buena voluntad, de la naturaleza que nos gratifica con su color, su aroma, su esperanza, no permitamos que nadie que quiera seguir sintiéndose influenciado por todo aquello que genera malestar, nos arrebate la oportunidad de iniciar cada día de nuestra vida con el gentil propósito de mostrar nuestra gratitud al Todopoderoso.
En muchos rostros veo el disgusto, la amargura, la tristeza; pedirles empiecen su día con una sonrisa, tal vez los ofenda, por considerar que sólo ellos saben lo que ocurre en su vida, o lo mal que la están pasando, pero bien vale la pena sonreír, porque no cuesta nada, porque nos da una sensación de paz, de tranquilidad, porque le ordena a nuestro cerebro, ya no dar cabida a todo aquello que nos haga desesperar.
Desde éste, mi rincón literario, les envió un cordial abrazo, la mejor de mis sonrisas, pero, sobre todo, la luz que emana de nuestro Padre celestial que se refleja en mi espíritu y bendice el inicio de la semana.
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