Lo mío es el amor y la paz, pero, no se puede cerrar los ojos para soñar que en nuestro país todo es armonía y estabilidad ¿será que toda situación extrema tiene un punto de fusión para generar un cambio? ¿será que habiendo tenido un diagnóstico situacional previo de lo que funcionó y no funcionó en el sexenio pasado, no se diseñó un plan estratégico adecuado para encontrar la fórmula ideal, para generar un desarrollo del país acorde a la situación, y lograr el tan ansiado bienestar, y se prefirió darle forma a un sistema político totalmente nuevo para el país, utilizando estrategias ambiguas y tan radicales, que le han agregado a la problemática de otros años, un estado  de polarización tan crítico que pudiese desbordarse, y donde nadie saldrá ganando, y sí pudiésemos estar tocando la puerta de una inestabilidad de pronósticos reservados.

Lo mío es el amor y la paz, pero no dejo de preocuparme por lo que veo y siento todos los días y que está ocurriendo en nuestro país; lo veo mejor ahora porque nada puede ocultarse por los medios de comunicación tradicionales y por el importante papel que está jugando el Internet a través de la telefonía celular, donde es tal el flujo de información, que no te da oportunidad de analizar la veracidad de la misma; lo siento, cuando parte de nosotros no reconocemos la responsabilidad que hemos tenido, para que lleguemos a un punto donde pudiese no haber retorno a seguir considerándonos una república representativa y democrática, conformada por estados libres, unidos por un pacto federal.

Lo mío es el amor y la paz, pero no dejo de pensar cómo poco a poco fuimos aceptando que podríamos ser sujetos a formar parte de una estadística gubernamental, al ser clasificados como discapacitados, y además, aceptar ser víctimas de todo lo malo que acontece en nuestro país y que tendríamos que hacer un enérgico reclamo a quien corresponda, por no haber tomado las mejores decisiones cuando se le puso precio a nuestra dignidad y conciencia, al vender nuestro derecho de poder elegir con libertad a aquellos que se convertirían en administradores de nuestra confianza, para asegurarnos el bienestar garantizado en nuestra Constitución.

Lo mío es el amor y la paz, porque lo primero, garantiza ver a mi prójimo  como a un hermano y me compromete en dar lo mejor de mí para allegarle el bienestar físico, mental y espiritual que lo hace igual sin perder su identidad, y porque en lo segundo, puedo sentirme seguro de que cuando se goza de un estado de paz a plenitud, es porque todos unidos, como uno solo, luchamos por mantener la estabilidad en nuestras familias y reconocemos en nuestro país a una gran familia, donde cabemos todos con respeto, equidad y justicia.

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