Tarde o temprano, los seres humanos nos hacemos dependientes de las rutinas, de alguna manera,  pensamos que realizar una serie de actividades que hacemos por costumbre o hábito es más cómodo que tener que esforzarnos en buscar otra manera de hacerlas. En lo particular, reconozco que el seguir paso a paso el proceso para obtener el mismo resultado o casi el mismo, me ha llevado también a caer en un dependencia con tendencia a la obsesión, de tal  forma, que si  algo se sale del contexto acostumbrado, me genera estrés y esto resulta preocupante porque puede generar algunas situaciones incómodas para las personas con las que compartimos nuestro tiempo y nuestra vida.

Cuando se tiene un plan sobre cómo y cuándo se realizará algún evento y en la elaboración del mismo, suelen intervenir varias personas, se puede llegar estimar la posibilidad de que las variables, en algún momento dado, puedan tener mayor peso que el plan original, podríamos decir, que si ya se habían contemplado algunos pormenores, no habría de extrañarnos  los efectos que estos pudieran causar en determinantes como el tiempo o la economía. Es posible, que a la mayoría de la gente metódica nos sucedan este tipo de cosas, nos sentimos incómodos cuando otras personas que pudieran tener menor injerencia en los aspectos más álgidos de un plan, terminan por imponer una directriz totalmente diferente a la que se había contemplado, claro que si se privilegia la democracia  todas las ideas son bienvenidas, pero, cabe la moción de considerar que por necesidades prioritarias como la seguridad, la economía o la salud , valdría la pena respetar la conducción original.

La buena comunicación y valores como la confianza son determinantes en un liderazgo, si existen  bloqueos de las mismas, el líder puede correr el riesgo de ser rebasado, incluso desplazado, por otro de los elementos del grupo.

Por otro lado, en ocasiones, la rigidez de un plan o un liderazgo autoritario, pueden limitar el aprovechamiento de buenas oportunidades, por lo pronto, pienso que si las propuestas para modificar  el plan original llegan de una manera respetuosa, empleando un lenguaje mesurado y claro, podría obtenerse mayor ganancia para todos los involucrados.

“La respuesta suave y humilde quebranta la ira; las palabras duras excitan el furor” (Proverbios 15:1)

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