El diálogo se situó en la nostalgia, por la mente de cada quien pasaron rápidamente los recuerdos del ayer; yo observaba los objetos en la estancia, todo estaba en el mismo lugar, había, sí, algunos detalles novedosos, que lo mismo contribuían a realzar aquel espacio, donde los esposos solían pasar sus mejores días, espacio hecho exclusivamente para recordar el ayer y para vivirlo todos los días.
Mientras fluía sutilmente la armonía entre los que ahí nos encontrábamos, yo seguía mirando emocionado todo lo que había a mí alrededor, de hecho, dirigí la mirada hacia la ventana, para ver a través del mismo espacio que se encontraba entre los protectores de acero forjados artesanalmente, el paisajemaravilloso donde florece el amor, sí, ahí se encontraban las plantas que con tanto esmero habían sido plantadas por el dedicado dueño y jardinero, para que su amada pudiera contemplar lo que su corazón por ella sentía. Cuántasveces presumió aquel jardín, no sé cuántas, pero a mí me quedó muy claro, que esa expresión de amor, era como una carta viviente para seguir diciéndole: te amo.
Ella, hermosa a sus ojos como siempre, por eso le agradecía al tiempo, el hecho de que había respetado cada detalle de su cuerpo, sobre todo, que no tocara su alma, porque su alma, se había fundido a la suya desde que la conociera; mas, como el hombre era corto de palabras, qué mejor manera de decirle a su amada lo que sentía, que el sembrar una planta, por eso, aquella arenosa tierra, consentía con agrado que horadaran su superficie, porque para ella, las heridas de amor, dejaban maravillosas cicatrices, que jamás podrían ser borradas.
Mientras todo fluía entre recuerdos e historias fabulosas, yo miraba con el mismo amor con que Dios ve y ama a sus hijos en la tierra, a aquellos dos seres que se han amado con dulce y callada locura en aquel espacio, donde el tiempo suele ser testigo y cómplice; y consiente la esperanza, de que esa maravillosa alianza de amor, jamás termine.
Dedicado a mis hermanos Jorge y Aminta, que viven su amor en su paraíso.
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