Difícil sin duda es cambiar la naturaleza humana; esta semana  algunos de mis amables lectores me comentaron, al menos cuatro eventos que evidencian del impacto de la pandemia en el ámbito social, relacionados con la mermada economía doméstica; y es que resulta, que al parecer algunos prestadores de servicios quieren recuperar las pérdidas debido a la pandemia de Covid-19 y se han contagiado de la práctica de abusos en los precios de los servicios que prestan, pero ahora, utilizan otras estrategias, pues sabiendo de la necesidad de los usuarios, tratan de esquilmarlos, he aquí algunos de esos ejemplos: Sin duda, muchos de los vehículos que transitan por nuestras deterioradas calles, sufren, entre otros desperfectos, los de la suspensión, y se ven obligados a buscar las piezas respectivas en las refaccionarias donde son más económicas, y cuando lo logran, el paso siguiente es encontrar un taller especializado en suspensiones, pero resulta que algunos inflan sus precios de mano de obra, incluso hasta se sienten ofendidos cuando al dar un presupuesto base, de pronto salen con otro más elevado, argumentando que cobran por pieza, así se trate de un tornillo; tal vez, siempre ha sido de esa manera, pero ahora, simulando no haber dado el presupuesto anterior. Otro caso fue el de un supuesto repartidor de alimentos  a domicilio, que está recorriendo las calles de nuestra ciudad ofreciendo productos  cárnicos asados a la parrilla, y con mucha habilidad aborda a los habitantes que por causalidad encuentra en las calles fingiendo que unos clientes no le recibieron el producto y la está rematando, lo ofrece como de primera calidad, describe una deliciosa fajita de un prestigiado restaurant parrillero, no aludiendo si es de pollo o de res, pero asegurando, que cada paquete alcanza para tres personas, y apenas recibe el dinero y sale volando en su motocicleta. Pero así como hay pequeños estafadores los hay de otra magnitud, como cierta prestigiada tienda de auto servicio que al menos en el departamento de carnes  ofrece  carne de primera en paquetes de determinados gramos, y si se tiene la precaución de pesarla antes de consumirla, se podrá comprobar que no da los gramos completos que ofrece, a menos que incluya el costo de los empaques, porque al pesarlos junto al producto es exacto. Otro más, como se ha estado difundiendo la importancia de cuidar el agua, el producto que se vende embotellado ha estado aumentando de precio, pero algo más está ocurriendo, pues sabemos que  son características del agua el no tener color, sabor y olor, y últimamente algunos de los botellones dicen que contienen agua con un fuerte sabor a “trapo húmedo”, la verdad yo no he probado el trapo húmedo, pero sí lo he olido y es desagradable.

En fin, tal vez mis lectores no esperaban un enfoque con esta temática, pero consideré importante para la comunidad el alertarlo sobre este tipo de prácticas, para que no lo sorprendan, de tal manera, asegúrese de que los presupuestos se los den por escrito y especifiquen a detalle a que corresponde; no compre productos a personas desconocidas, así le traten de convencer que es una ganga lo que va a adquirir. Se recomienda que cuando quiera consumir un tipo de corte vea la pieza, si se trata de carne molida, pídala en trozo y que se la preparen frente a usted; cuando compre botellones de agua asegúrese de que los sellos están bien firmes, incluso si no le agrada el aspecto exterior del botellón regréselo.

Tiempos no están para dejar pasar estos detalles, recuerde que los pocos muchos, significaran los muchos pocos con el tiempo, y adivine quién es el perdedor: El consumidor. Saludos y salud para todos.

 

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