¿Por qué te quedas callado? ¿En qué piensas? ¿Tienes algún nuevo proyecto de vida? Sé cómo te sientes, eres tan predecible, por eso puedo percibir que en estos momentos te sientes en un plano muy elevado, tu cuerpo permanece en la tierra, pero tu espíritu se encuentra flotando a la deriva en lo que llamamos universo ¿Te asusta eso? Pareciera que en esa inmensidad te encuentras solo, quizá no puedas sentir el abrazo de tu Creador, pero él está ahí y te acompaña en este viaje, de hecho, estás ahí porque eres su invitado. Él quiere que te sientas seguro, que todas tus preocupaciones desaparezcan, te pide que te dejes guiar, que te relajes y te sientas feliz. ¿Te sientes mejor? Pronto te darás cuenta que el miedo es una emoción generada por un sentimiento de orfandad creado por tu mente, tus recuerdos originales se fueron desvaneciendo conforme pasaron las generaciones, muchos de tus antepasados perdieron su capacidad de preservar su esencia original, pues olvidaron su origen. Tú, como ellos, fuiste creado por Él a su imagen y semejanza, de tal manera, que cada ser humano, a pesar de ser considerado como único, tienen el mismo origen.
Alguna vez te habrás preguntado ¿quién eres en realidad? Sé que te reconoces como hijo de tus padres terrenales, pero tu origen sigue siendo producto de la esencia divina que procede de Él. ¿Cuántas cosas sabes en realidad de tu origen? De alguna manera u otra se te ha revelado la verdad, pero, has preferido seguir caminando, manteniendo tu mente ocupada en las cosas materiales, olvidándote de tu espíritu y de la necesidad de reconocer en él la parte divina de tu creación.
“Amarás al Señor Dios tuyo de todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 22:37-39).
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