Un día, un amigo que me dijo, que debería seguir buscando aquello que me hiciera feliz; con asombro le pregunté por qué me decía eso, él replicó: _ ¿Acaso no es el fin de todo hombre, el llegar a ser feliz? Seguramente, le respondí, pero, igual sabemos que para encontrar la felicidad, antes se tiene que renunciar a sí mismo, de otra manera jamás se puede llegar a ser feliz. Entonces mi amigo preguntó: _¿Renunciar a sí mismo significa entonces renunciar a ser feliz? De ninguna manera, le dije; significa, que primero debes de ayudar a otros a ser felices, te digo esto, porque después de mucho buscar mi felicidad, me di cuenta que jamás la encontraría si en mi empeño pasaba por encima de los anhelos de otras personas, de encontrar, ya no la felicidad, sino la paz interior.
¿Cómo es eso? preguntó: _Cuando realmente amas a las personas, las aceptas con todos sus defectos y virtudes; entre los defectos, encontrarás el hecho de que mucha gente piensa que han venido al mundo a sufrir por otros seres, por lo general, se trata de las personas más cercanas a su vida y tienen la impresión de que la felicidad de esos seres, depende exclusivamente de lo que puedan hacer por ellas; curiosamente la vulnerabilidad de esos supuestos seres desvalidos, resulta ser sólo una expresión de inconformidad personal, y eso sólo pueden resolverlo ellos mismos, porque, paradójicamente, por más ayuda que reciban, llega un momento en que se acostumbran tanto, que llegan a exigirlo con resentimiento, pensando que merecen toda la atención de quienes están sacrificando su propia felicidad por ayudarlos.
Renunciar a sí mismo, no quiere decir renunciar a tu felicidad, es la capacidad de poder entender a las personas más susceptibles, a perder el equilibrio emocional, sin comprometer, incluso, tu propia vida, para tratar de resolver un problema que sólo ellos pueden resolver; mucho ayudarás tratando de situarlas en la realidad y de ser necesario, recomendarles que vean a un especialista, de otra manera, el problema que aqueja al tipo de personas aludidas, sin duda, te arrastrará hasta formar parte de sus problemas.
Dentro de las virtudes que poseemos todos, de no estar tan dañada nuestra salud mental, se encuentra nuestra capacidad para comprender que no debemos de abusar de la bondad de aquellos que nos aman, porque de hacerlo, terminaran siendo víctimas de nuestro abuso.