El ser humano experimenta todos los días agresiones provenientes del entorno; familia, amigos, pacientes, incluso personas con las que tengo contacto ocasionalmente manifiestan preocupación, enojo y temor por lo que ocurre en México, en Tamaulipas y en nuestra ciudad; podríamos decir que no es nada nuevo, pero lo preocupante es que hasta ahora las acciones que ponen en marcha las autoridades, no han logrado disminuir el grado de estrés que vive la población. En el ámbito de mi competencia, cada vez detecto más problemas de salud mental, siendo lo más evidente, los trastorno de ansiedad y depresión; igual podríamos decir que esta situación no es nueva, porque ya en otras ocasiones, en algunos congresos médicos y en algunos foros de bienestar social, se ha alertado sobre esta tendencia ascendente de las enfermedades mentales, pero de nuevo, la respuesta de las autoridades competentes para atender este evidente problema de salud pública, se queda corta.
¿Quién de las autoridades, actualmente en el ejercicio de la función pública, podría con seriedad y responsabilidad atender el asunto planteado? ¿Acaso los ahora candidatos a ocupar un curul en la cámara de diputados local, podría hacer un compromiso serio para legislar a favor de la atención de la salud mental?
Es evidente que existe un rezago cada vez mayor en el sector salud, tanto a nivel nacional, como estatal ¿de dónde se podrían obtener recursos para darle viabilidad a cualquier propuesta de solución, si en el presente año los especialistas privados, consultados por el Banco de México, estiman un crecimiento del PIB de aproximadamente 1.50 %, y algunos otros analistas del 1.2 % ; además la solución involucra por necesidad atender también la problemática que enfrentan los sectores de seguridad, empleo, educación.
Por lo pronto, la suma de esfuerzos de los recursos con los que se cuenta actualmente, requiere de una evaluación, para estimar la efectividad de lo que se está haciendo.
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