Cualquier tiempo es propicio para cambiar y buscar nuestro bienestar, siempre será un propósito prioritario de cualquier ser humano; al menos que nos encontremos paralizados por nuestro gusto o por pensar que no tenemos la capacidad para lograrlo, el esfuerzo que requerirá el cambio siempre será insuficiente. Por lo general, lo que nos frena para obtener nuestros satisfactores en la vida es el miedo que hemos forjado a través de los efectos dañinos de las experiencias negativas; situaciones traumáticas que se van guardando como recuerdos en nuestra memoria y nos están alertando siempre de las consecuencias amargas de enfrentar nuevamente eventos que conjugan los elementos que identificamos como nocivos para nuestra salud integral.
Cualquier tiempo es propicio para liberarnos del miedo a cambiar para bien, más siempre debemos de tener presente, el considerar no generar acciones que puedan dañar física, emocional o espiritualmente a los demás, porque de hacerlo, contribuiríamos aún más a nuestra infelicidad.
Mientras estemos conscientes de todo aquello que nos impide ser felices, tendremos la esperanza de aplicar nuevas estrategias para eliminar de nuestra mente todos aquellos pensamientos que nos generan miedo para cambiar.
Busquemos el equilibrio de nuestras emociones para generar bienestar físico, mental y espiritual, sólo así podremos estar seguros de que tendremos una mejor calidad de vida.
“Cada día me miro en el espejo y me pregunto: “Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?”. Si la respuesta es “No” durante demasiados días seguidos, sé que necesito cambiar algo. (Steve Jobs)”.

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