Ahora si que se aplicaría la máxima de que; “pide limosna para hacer caridad”. Pues durante la cena en Palacio Nacional los hombres de capital y poseedores del dinero en México se reunieron con el Jefe del Ejecutivo Nacional. De acuerdo con los trascendidos en los medios de circulación nacional, los empresarios se comprometieron a adquirir 4 millones de boletos para la rifa del Avión Virtual. La presencia de los “papuchones” adinerados mexicanos rompió el récord de la “alfombra roja”, propia de la entrega de los “Oscares”.
Los cuatro millones de boletos se traducirían en montos que podrían ir desde los 20 a los 200 millones de pesos, de acuerdo con la generosidad de los hombres ricos del país, que al calor de finos vinos se mostraron complacidos por la invitación del Presidente.
Su entusiasmo y la algarabía al salir del encuentro en Palacio Nacional proyectó que también ellos serían satisfechos con algunas ventajas que pueden ir desde los paraísos fiscales hasta lo judicial, pero sobre todo los primero.
Lo recaudado se utilizaría en la adquisición de medicamentos y adquisición de equipos médicos con los que se pretende paliar las demandas de una población mayormente adulta, que presenta enfermedades crónicas y degenerativas.
Y cuyo sistema de salud en la nación esta rebasado y al borde la quiebra, ya que en los hospitales de organismos federales los parientes de los derechohabientes adquieren medicamentos privados lo mismo que estudios médicos, por las deficiencias de estos.
La pregunta que viene al entender de este redactor, es cual hubiera sido el plan C caso de que la nación mexicana no tuviera una nave aérea con ese valor. Y digo plan C porque es de presumirse que había un plan B que no se ve por ningún rumbo.
Aunque los asistentes a los Oscares al estilo mexicano, aclararon que su participación en Palacio Nacional fue voluntaria así como la adquisición de boletos. Sus expresiones hablan más que mil palabras, rebosantes y endiosados, fue el mensaje los mismo en redes sociales que en estaciones radiofónicas y televisivas.
Pero la gesticulación de la mayoría que posaron para los medios de comunicación oral, visual o escrita, invoca los tiempos idos en los que gozaron del privilegio de ex mandatarios nacionales.
Por ello, algunos comentaristas matutinos, vespertinos y virales en las redes sociales consideran que, la alfombra roja de los boletos de la nave presidencial recuerda los tiempos del salinato, cuando el ex Presidente Carlos Salinas de Gortari les pasó la charola a los adinerados aficionados a apostar en las campañas electorales.
Efectivamente, en aquel tiempo en la encerrona con Salinas los donativos empresariales superaron los 26 millones de dólares para la campaña del malogrado candidato a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio Murrieta, cuando corría el año 1993.
Donativos o inversiones?. Que se tradujeron en jugosas concesiones, remate de empresas paraestatales del renglón de comunicación, mineras que hasta la fecha conservan esas concesiones, ferrocarriles que se vendieron a la postre, la industria azucarera, por decir algunas.
Algo así como las cenas que organizó el ex gobernador Eugenio Hernández Flores por instrucciones del también ex gobernador Tomás Yarrington Ruvalcaba y, de esa manera obtener recursos para la campaña del derrotado candidato presidencial, Francisco Labastida Ochoa. Aunque hay quienes aseguran que fue una mera pantalla, porque los donativos de esta entidad para la referida campaña tuvieron otros orígenes.
De regreso con la rifa de la nave, algunos economistas de perfil nacional se cuestionan hasta donde las aportaciones de los empresarios adinerados mexicanos es un donativo personal o de sus consorcios empresariales. Pues de significar una aportación de sus empresas, son deducibles de impuestos. Es decir, “otras vez la misma gata” nadamás que avionizada”. Cualquier coincidencia. O mera casualidad?