Definitivamente que los retos que enfrentaron los ex presidentes de la república de extracción panista y se convirtieron en metas inancansables, como fueron las reformas estructurales que todavía van de recula. Son los desafíos que hoy enfrenta la incipiente administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador, frente al renglón educativo que no permite regateos, ni el surgimiento de nuevos capitales, como los que surgieron en algunas regiones de la república mexicana. Porque la educación es lo más preciado de los últimos dos milenios de la era cristiana.
Por lo mismo, parecen ser el eterno retorno de la educación latinoamericana donde la ausencia de equidad es aguda en el contexto de las instituciones escolares, sobre todo de educación básica, donde la rebatinga de los grupos de poder es mayor al bien que representa para una nación que aspira a un cambio permanentemente.
Caes la herramienta para escalar de la ignorancia al entendimiento y al saber. A la “mente factura”, de la que hablan las nuevas corrientes que ven la educación como la oportunidad de traducirla en producto interno bruto.
Aunque con razón y lamentación se escuchan aun voces que ven la “mente factura” como una fuga de cerebros. Que contradictoriamente se ha convertido en producto interno bruto. Ya que si bien las nuevas generaciones parecieran una fuga de cerebros, más bien son generaciones emergentes. De un continente latinoamericano que marcado tendencias en teorías humanistas, científicas y tecnológicas, que han oxigenado los contenidos fríos e insensibles del viejo continente.
Y que por eso los ensayos pedagógicos, antropológicos y psicológicos ha abonado a nuevas investigaciones y teorías avanzadas que se reflejan lo mismo en la actividad primaria, que en otros rubros de la vida económica y social de otras latitudes del mundo.
El renglón educativo hoy por hoy se enfrenta a retos derivados de mitos creados por los grupos de poder, que poco o nada les importa el avances del saber en las poblaciones marginadas y que han sido marginadas de la historia.
Pero también, hay rezagos insoslayables que parecieran permitir los gobiernos contemporáneos. Como el caso de una o más escuelas de educación básica, donde la matrícula de alumnos es de 15 alumnos con un cuerpo superior al medio centenar de docentes. Y que según nuestras pesquisas, son canonjías mal habidas de una dirigencia sindical del magisterio en proceso de extinción.
Y por otro frente, la llegada de los morenos al gobierno federal invocan el regreso de las cuotas caciquiles y, la ignorancia como instrumento de dominación en los gobiernos del segundo milenios de nuestra Era. Un mesianismo nefastamente aplicado y propio del siglo 21, que reventó los candados de las cárceles, para los delincuentes con “charola”.
Donde son minoría los promotores del eterno retorno de las reformas, contrareformas parches y negocios mal habidos de los dueños del capital, que pujan por una reforma equivalente a la privatización de la educación pública, que privilegia la ignorancia. Metahistoria del hombre contemporáneo.
Ojalá hubiera un Pimienta en cada escuela tamaulipeca o un pedagogo e investigador de la educación en cada pueblo, rancho, demarcación o ciudad. Pero será menester invertir la pirámide, para que sean 70 los alumnos y 15 los profesores para que haya una educación personalizada y contextualizada.