No entiendo a los candidatos que en estos días tratan de conseguir el voto para ocupar una curul en el Congreso del Estado.
¿En cuál mundo se quedaron?
Para entender el porqué de mi pregunta, basta echar una ojeada a sus argumentos para convencer al ciudadano y a sus ofrecimientos de campaña. Siguen atrapados en la política del paleolítico. En la del engaño.
Para convencer a los votantes, quienes lo hacen desde el partido en el poder lanzan anuncios de que la seguridad ha mejorado y que el progreso rige el camino de la Entidad. En contraposición, sus adversarios aseguran que arreglarán toda clase de entuertos y con ellos viviremos un mundo mejor.
Como decía Bismarck: nunca se miente tanto como después de la cacería, durante la guerra y antes de las elecciones.
Dios, ¿No hay algún candidato, hombre o mujer, que encare la realidad, ponga los pies en la tierra y acepte la problemática que nos agobia? ¿No hay alguien en la oposición que deje de comprometerse a lo imposible a sabiendas de que no tiene oportunidad alguna de lograrlo?
En lo personal me encantaría escuchar a un aspirante a diputado admitir que caminamos en terreno pantanoso y a otro u otra ofrecer lo que está en sus manos para tratar de resolver las dificultades, sin varitas mágicas inexistentes.
Sería una muestra de valor cívico. Y una muestra de respeto al ciudadano…
AYUDAS QUE NO AYUDAN
Qué mala idea.
Un promocional electoral del Partido Revolucionario Institucional parece ser en Tamaulipas –no sé si también en otras partes del país– un platillo apetecible para sus contrincantes en la lucha por agenciarse las diputaciones locales en juego en este año.
En el mensaje se remarca que no se debe permitir que un partido tenga la mayoría absoluta en el Poder Legislativo, en obvia referencia al PAN o a MORENA, porque entonces, asienta, la facción que lo logre podrá imponer las leyes que se le pegue en gana. Demonios, es como clavarse simbólicamente un cuchillo en el pecho.
¿Se les olvidó que así funcionó el PRI durante décadas y hasta hace poco?
Lo que hoy condenan los tricolores fue precisamente para ellos una práctica común en las cámaras locales y federales. Y nada malo hay en lograr ese dominio porque todos juegan a ganar, pero presentar una mayoría como un abuso de poder es un dardo letal que en forma irremediable se volverá contra ellos.
Es como decirles a sus oponentes: “No hagan eso, porque serán como nosotros”.
Ya no les “ayuden” a sus candidatos…
LA BATALLA DE TAMAULIPAS
La Semana Santa apenas concluida dejó un balance que se debe apreciar a la luz de la objetividad. Y el saldo más evidente es que Tamaulipas ganó otra batalla.
¿Qué significa esto?
Me refiero a que sobre la adversidad inobjetable de la inseguridad que flagela a todo el país, nuestro Estado, entendido como Gobierno y sociedad, fue capaz de seguir generando confianza en quienes lo ven como un destino turístico histórico.
Tuve la oportunidad en ese lapso de recorrer parte de las carreteras tamaulipecas y me es grato, no hay por qué esconderlo, reconocer el nivel protector que privó en esas vías en esos días de asueto. Me place contar lo bueno de mi patria chica y la seguridad vacacional en ese terreno se incluye sin duda en ese concepto. Millón y medio de paseantes atendidos son una prueba.
Como ciudadano común, expreso un bien por esos Angeles Azules, otro bien por la Policía de Auxilio Carretero y un bien más por el trabajo desplegado en ese sentido por el gobernador Francisco García. Lo cortés, no quita lo valiente…
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