Cuando Rudolph Giuliani pone en marcha el programa denominado Los Cristales Rotos, en la Ciudad de Nueva York, para algunos estudiosos de la gobernabilidad y la seguridad interna, marco un nuevo proceso de la civilización vulnerada por el fenómeno de la inseguridad, llegó a parecer desconcertante en decada de los años 90 y principios del siglo 21, lo que el entonces Alcalde planteaba pero que a los ojos de mundo parecía intrascendente. Como fue el funcionamiento apropiado de las luminarias del barrio, la colonia, la demarcación y las complejidades que generan la densidad de las zonas urbanas en las grandes ciudades del mundo.
1994al 2001
Parece tan simple pero ejemplar, que las autoridades de vialidad y seguridad como son los cuerpos encargados de garantizar la seguridad de las personas en un país o nación, sean los primeros en respetar las luces verdes, rojas y ambar. Porque ellos son la autoridad y el hecho de quebrantar una norma de convivencia social, vulnera la seguridad de los gobernados.
Los ciudadanos por su parte, admitieron las normas porque quieren vivir en paz y en armonía. Para ello surgieron las legislaciones derivadas de una necesidad ética y una moral social, entendidas como un bien que fomenta la civilidad y produce nuevas conductas sociales de respeto que armoniza la vida social. Y que finalmente ven realizado el ordenamiento universal de los derechos y obligaciones.
De lo contrario, se observa en el entorno social una descomposición que va desde lo más simple hasta lo más complejo. Por ejemplo, las autoridades de los tres órdenes de gobierno, ante la emergencia de la falta de agua en la ciudad capital de Tamaulipas. Les importo un bledo sin los recipientes en los que los concesionarios de la distribución de “agua potable” a través de cisternas, utilizan los revestimientos establecidos en la norma oficial, para la transportación de alimentos, como es el agua.
Asimismo los vehículos no aprueban una revisión mecánica, primero porque los frenos que utilizan son inapropiados, para transitar zona urbanas, con calles montañosas intransitables y paradas constantes.
Mientras que los elementos de vialidad, están de cacería en los boulevares y avenidas donde hay ausencia de señalamientos de la velocidad establecida. Y fundamental para aplicar el reglamento de vialidad, ya que el automovilista arguye, con sobrada razón, que no hay discos que indiquen la velocidad, porque en la ignorancia vencible del oficial, el ultimo y único valor es la pistola que marca la velocidad y en la mayoría de los casos, esta adulterada.
Y por lo mismo, están rotas las reglas de convivencia, porque la autoridad es cuestionada y desacreditada. Los ciudadanos ven un ogro en sus autoridades. Que pareciera autorizan puestos de venta de alcohol y multiplican los operativos para sancionar a quienes ingieren el producto. Y el ganón es la propia autoridad. Permite la venta de bebidas etílicas y sanciona la cruda.
Es quizá esta una de las aristas de la rentabilidad de ser “autoridad”?. Es qué entonces el mundo no ha cambiado?. Regresemos entonces a la era ilusionista, ignoremos los tratados y los acuerdos, renunciemos a la república y seamos un rebelde más, ante una autoridad vulnerada y desacreditada en sí misma.
Entonces habrá que hilar un contenido sobre el laberinto de la autoridad, de la gobernabilidad al banquillo acusador. Uno de los males del siglo y del planeta. De una autoridad inquisidora a un desaforado gobernante. Que protestó velar por la carta de los acuerdos pero que violento los derechos de sus gobernados
En otro orden, el gobernador tamaulipeco Francisco García Cabeza de Vaca participó la tarde de ayer en un evento ganadero que tuvo lugar en el municipio hermano y vecino de Güemez, organizado por los productores de la raza Brangus Rojo, entre los organizadores estuvo nada más nada menos que uno de los prestanombres de dos ex gobernadores tamaulipecos.
¿Y la gobernabilidad, dónde está?
Cuando Rudolph Giuliani pone en marcha el programa denominado Los Cristales Rotos, en la Ciudad de Nueva York, para algunos…