Los maestros no ocuparon La Gran Vía, se conformaron con su protesta frente a los edificios públicos de la Calle de Alcalá, esa que desemboca en Puerta del Sol, ahí donde radica el Oso y el Madroño.

La inconformidad es muy notoria y a la hora de protestar la educación se palpa, ordenados en sus reclamos pues a diferencia de otros países, allá en España, trabajar en la capital del país es sinónimo de salarios más bajos.

Pero además de jornadas más largas, mucho más largas, para que ustedes se den una idea, los maestros trabajan por espacio de 37.5 horas a la semana, mientras que, en el resto de las comunidades del país, la jornada semanal es de 35 horas, y ellos los mentores madrileños buscan equiparar las condiciones.

Hace ya varios años ellos tuvieron ese beneficio de las 35 horas semanales, pero porrazones difíciles de comprender las 3 centrales sindicales perdieron ante el gobierno ese logro sindical.

Pero no es la única inconformidad, en provincia un profesor gana en promedio 2,600 euros al mes, el equivalente a 48,900 pesos mensuales, mientras que el maestro madrileño gana 2,224 euros al mes, es decir 41,800 pesos mensuales.

¿Porque esto es así? Vaya usted a saber los acuerdos sindicales con la burocracia en el poder, aunque algunos alegan que los susidios en la capital del país son cuantiosos y de ellos se benefician todos los maestros, aunque debemos de reconocer que no solo ellos son los beneficiarios de ello.

El origen del conflicto data del 2011 cuando un decreto del Primer Ministro Mariano Rajoy acabó de un plumazo con las 35 horas de trabajo de los funcionarios públicos por razones de la crisis económica que se vivía entonces en el país.

Sin embargo, después de 12 años en la mayoría de las comunidades se fue revirtiendo esto, excepto en Madrid y Galicia, lo cual ha exacerbado los ánimos entre los docentes y más cuando el Consejero de Economía se atrevió a mencionar como “vagos” a los trabajadores del servicio público.

Para darnos una idea, en Madrid los Maestros del Primaria imparten 25 horas de clase frente a grupo y los de Secundaria 20, mientras que en el resto de las autonomías las jornadas semanales son de 23 y 18 horas respectivamente.

La inconformidad viene porque con esas horas lectivas no les queda tiempo para seguir formándose, para preparar sus clases, para evaluar y hacer un seguimiento individualizado del alumno y mucho menos para atender la diversidad, reunirse con los padres de familia e iniciar el desarrollo de nuevos proyectos, procurar la innovación o aspirar a la coordinación de algún departamento.

Los docentes madrileños se consideran los peor pagados del país, su alegato se simplifica a que a igual trabajo se debería de recibir igual salario.

Desde la perspectiva de los docentes, la disminución en la jornada laboral y el incremento de sueldo, tendría como consecuencia un aumento de los docentes, más empleo público y de mayor calidad, y desde luego una mejora sustancial en la calidad de la enseñanza.

Pero para lograrlo, los sindicatos exigen, la disminución del número de alumnos por clase en todos los niveles educativos, reclamando además la construcción de nuevas aulas.

Con orden, todos uniformados con camisetas del mismo color verde pálido, gritaron sus reclamaos, agitaron sus banderas y elevaron sus peticiones LOS DOCENTES DE MADRID.

Jorge Alberto Pérez González

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