¿Tiene trampa la postura del PRI?
La decisión de la jerarquía nacional del Partido Revolucionario Institucional sobre regresar a las arcas públicas lo que le resta de sus prerrogativas correspondientes al presente año para auxiliar a víctimas de los sismos, ha provocado como todo lo que surge desde ese organismo, controversia.
En una de sus facetas despertó reconocimientos y en casos aislados hasta elogios. En otra, generó el clásico “sospechosismo”, término no reconocido aún por la Real Academia Española, pero ampliamente utilizado en México desde los tiempos de Santiago Creel en su papel de Secretario de Gobernación foxista.
Pero en realidad, no es esa visión financiera la médula de la sospecha mencionada.
En realidad, lo que movió de sus asientos a muchos es la otra propuesta: la de desaparecer posiciones plurinominales en la Cámara de Diputados y en la de Senadores.
A primera vista el objetivo es positivo. Supondría un ahorro de muchos millones de pesos en sueldos, dietas, viáticos, bonos y demás martingalas que les conceden a esos en muchos casos no tan ilustres personajes. Es una bonita suma que podría ser, como acostumbraba decir el maestro del periodismo Don Alfonso Pesil Tamez, digna de mejores causas.
¿Por qué entonces la inquietud entre los opositores al tricolor?
En una percepción basada en la estricta realidad, las redes sociales manejan que detrás de la visión priísta sobre el adelgazamiento del Congreso de la Unión, está el de recuperar el control de ese Poder, aún en las pésimas condiciones de credibilidad en las que se encuentra ahora.
Los números mandan: El PRI sería la mayoría absoluta en la Cámara Baja si desaparecieran los plurinominales. Por el número de diputados por voto directo que posee y que esperan repetir con algunos más o algunos menos en la próxima legislatura federal, le bastarían los 158 diputados que tiene para superar el 50 por ciento más uno de los 300 congresistas básicos. Acumularía nada menos que el 53 por ciento.
Habría que ver si el tricolor pudiera alcanzar esa misma cifra, pero en los hechos es sumamente factible. Esos 158 diputados son en su gran mayoría los votos de su estructura, de sus bases fieles, de su militancia añeja, por lo cual no sería nada extraño que volvieran a obtener esa presencia en las urnas. Y de no existir el contrapeso de los plurinominales –diputados “de chiripa” les llamaba el periodista
Víctor Manuel Calzado padre– no habría topes para el PRI en su hegemonía legislativa.
Sí, parece tener trampa la propuesta del Revolucionario sobre la extinción de las curules “pluris”, pero habría que recordar que los partidos que ahora ven el peligro latente de volver al “priato” en el Congreso son los mismos que también han apoyado en el pasado cercano esa medida. Con su rechazo ahora a lo que aplaudieron e impulsaron en el ayer, demuestran que no es lo importante para ellos el oxigenar ese organismo colegiado sino mantener las manos metidas en el entramado del poder camaral.
Sí, precisamente lo mismo que está haciendo el PRI, lo cual deja un balance amargo: Todos son iguales…
POLÍTICA DIVERTIDA
Circula en pasillos y cafés de esta capital una pregunta curiosa con una divertida respuesta, con raíces en el viejo y ahora depauperado club “Weberson” de Victoria. Va el cuestionamiento:
¿Quiénes son los ex funcionarios estatales a quienes se les puede llamar los “niños precoces”?
Son, afirman, la ex Secretaria de Salud, la ex de Finanzas y el ex de Desarrollo Rural. ¿Y por qué se les aplicaría ese sobrenombre?
Ríase a placer: Porque “caminaron” antes de los 12 meses…
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