Míralo, sentado en soledad, con los pies colgando, observando el horizonte, como esperando algo o esperando a alguien. Míralo, qué callado está, pareciera que la alegría se ha esfumado, por eso me pregunto ¿Qué le estará pasando? No puedo evitar sentir tristeza por ese estado de ánimo tan deprimido, sobre todo, tratándose de un joven lleno de vida, que debería en estos momentos estar disfrutando todo lo que hace, riéndose de sus locas ocurrencias, divirtiendo, incluso, con su charla amable a los más grandes. Necesito saber lo que le ocurre, su nostálgica actitud movió en mí algún recuerdo del ayer que hace verme reflejado en su figura quijotesca, ojalá acepte que lo aborde, y me permita adéntrame un poco en la historia de su vida, total qué puedo perder, tal vez me rechace por entrometido, pero no tendría ningún sentido, el que estando aquí y habiendo sido testigo de su aparente derrotero, me haga el desentendido y continúe mi camino, habiendo perdido la oportunidad de haber contribuido a cambiar un poco el sentido de su vida.
Me acerco, pareciera dar mis pasos en el aire, no quiero que algún crujido, al pisar la hierba seca, irrumpa bruscamente en su meditación tan profunda, tan suya, muy ajena a mi interés por saber lo que le pasa. Aquí estoy, apenas se ha dado cuenta de mi presencia, le hablo suavemente, una y otra vez, hasta que por fin despierta de ese profundo sueño a donde la meditación lo lleva, incluso, teniendo los ojos abiertos.
¿Te pasa algo? ¿Puedo hacer algo por ti? ¿Te veo con la mirada perdida como si algo importante te sacara de sí y te llevara tan lejos, buscando algo o a alguien, que pueda ayudarte a salir de este trance que asusta? Por fin abrió los labios para decir: Necesito encontrarme de nuevo con la paz interior que da el saberme parte de un todo, y no sólo de mi vida, porque sin la vida de los demás, no tendría sentido el vivir en soledad. Necesito el contacto físico con todo lo que amo, familia, amigos, entorno, naturaleza, para tener la certeza de que sigo vivo.
Me queda más que claro el motivo de tu congoja, pero, un consejo te daré para que alejes la tristeza, dale vuelta a la hoja del libro de tu vida, porque aún hay muchas hojas en blanco que te queda por escribir; y si de algo te sirve mi compañía, permíteme quedarme un tiempo a tu lado, dicen que soy buena compañía, mi nombre es Jesús de Nazaret.
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