Llegará el día en el que el egoísmo no estará por encima del amor, en el que se tendrá plena conciencia, y con ella, la capacidad vital para poder comprender, que las acciones buenas resolverán las dudas y las penas que mortifican el noble corazón, que sufre cumpliendo amargas condenas por lo que a la mente le parece inteligente, y no tienen como causa justa un buen motivo o buen apego a la razón.
Llegará el día, en que se rompan las cadenas que esclavizan a muchos seres confundidos, que al sentirse heridos se impusieron, para darle gusto a su ego engrandecido y proteger así su huida para no enfrentar la verdad que les impide la reconciliación consigo mismos a través del perdón que se merecen y merecen aquellos tantos seres que cursaron su camino para consolidar su fe y madurar en su vida espiritual.
Llegará el día en el que las piedras hablen y nos digan quién las pisó para hundirlas más en la tierra y quién las ayudó a rodar para cambiar su destino y hacerlas brillar como piedras preciosas y adornar con humildad los espacios donde crece la verdadera amistad.
Llegará el día, en el que sin rencores, odios o prisas, reconozcamos que nuestros errores, eran sólo una página más del libro de la historia de nuestra vida y que al darle vuelta a la hoja, siempre habrá una página en blanco para escribirla con alegría y volver a recuperar el valor de saber, que si Dios no nos hizo perfectos, era porque al final del camino sabía que las tristezas y desencuentros que parecían defectos, sólo serían pequeñas heridas para recordarnos que estuvimos vivos y no muertos.
Llegará el día en que nos encontremos de nuevo, todos los que nos hemos amado: Abuelos, padres, hermanos y amigos, y nos fundiremos en una misma energía para hacer brillar el firmamento.
Correo electrónico:
enfoque_sbc@hotmail.com