Cada vez que abro la red social “X” noto un nuevo posicionamiento de Donald Trump imponiendo aranceles y medidas unilaterales a diferentes paises del mundo. Puede que tenga argumentos de por que lo hace, sin embargo genera gran incertidumbre en las diferentes naciones, sobre todo en nuestra latinoamerica. Desde la independencia de nuestras naciones, el anhelo de una Latinoamérica unida ha sido un ideal que ha inspirado a grandes pensadores y libertadores. Simón Bolívar, José Martí y otros soñaron con una patria grande, capaz de hacer frente a las potencias globales con fuerza propia. Sin embargo, los intereses particulares, las divisiones políticas y la intervención extranjera han impedido que esta visión se haga realidad. Pero, ¿y si finalmente lo lográramos? ¿Qué beneficios nos traería ser una gran nación latinoamericana?
Si Latinoamérica se uniera, su PIB combinado superaría los 6 billones de dólares, colocándonos entre las cinco economías más grandes del mundo, junto a Estados Unidos, China, la Unión Europea y Japón. Contaríamos con una población de más de 660 millones de personas, un mercado interno con un potencial de consumo gigantesco y una fuerza laboral altamente competitiva. Nuestra unión permitiría negociar acuerdos comerciales con mayor peso, reduciendo la dependencia de economías extranjeras y aumentando nuestro poder de decisión en foros internacionales.
Latinoamérica posee el 30% de las reservas mundiales de agua dulce, un tercio de la biodiversidad del planeta y vastos yacimientos de litio, cobre, petróleo y gas. Con una política coordinada, podríamos explotar de manera sostenible nuestros recursos y convertirnos en una potencia energética y tecnológica. En lugar de vender materia prima a bajo precio, podríamos industrializar nuestros recursos y exportar productos con mayor valor agregado.
La unión de Latinoamérica nos daría un peso geopolítico sin precedentes. Seríamos una voz fuerte en organismos internacionales como la ONU y la OMC, y podríamos negociar desde una posición de mayor poder con Estados Unidos, la Unión Europea y China. Además, la cooperación en materia de defensa permitiría garantizar la seguridad regional sin depender de alianzas con potencias extranjeras.
No es un camino fácil, pues implica superar diferencias ideológicas, burocráticas y económicas. Sin embargo, la historia nos ha mostrado que las uniones exitosas son posibles: la Unión Europea logró consolidarse tras siglos de conflictos internos. Latinoamérica tiene la cultura, los recursos y la gente para lograrlo. Depende de nosotros decidir si queremos seguir divididos o construir el futuro como una sola nación poderosa y soberana.