No me agrada tocar temas desagradables, pero me resulta en ocasiones imposibles de eludirlos, esto, debido a que me recuerdan lo molesto que es traer una piedra entre el pie y la platilla del zapato, y más, cuando de alguna manera no puedes detener tu marcha para retirar el mortificante objeto del sitio donde te cala.
Hace poco leí un concepto sobre la hipocresía, se dice de ésta, que no sólo implica la desconexión entre la palabra y la acción; implica simulación, falsedad en la forma en la que se actúa.
¿A qué viene este comentario?, pues al hecho de que a pesar de la difícil situación por la que atravesamos en el país y en muchas otras regiones del planeta, hay personas que no les cae el veinte de lo que está ocurriendo, y viven inmersos en su micro mundo, pensando que en ese espacio pueden estar a salvo de todo lo que ocurre fuera de él; viven pues, en la creencia de que les asiste la verdad, aunque estén equivocados, y tratando de hacer valer su autoridad, simulan estar dando órdenes para corregir errores o enmendar directrices torcidas, y resulta, que sólo están retroalimentando su ego. ¿Que dónde ocurre esto? pues ocurre en muchos lugares, sobre todo en los estratos donde se utiliza una variable de la política, donde la toma de decisiones, antes que obedecer al cumplimiento de los objetivos para concretar acciones justas por la vía democrática, se desvía para cumplir caprichos individuales para mantener un estatus de poder temporal que vive amenazado por la propia incompetencia y falta de capacidad de llegar a acuerdos equitativos, favorables para todos.
Hoy ocurrió un hecho lamentable en el centro de salud donde trabajo, una mujer padeciendo un ataque de migraña, esperaba ser atendida a la brevedad para mitigar su dolencia, pero la recepción de la unidad médica no le asignó una ficha con su médico, aludiendo que ya tenía demasiados pacientes, por lo que la pasaría a otro médico que tuviera menos consulta; de entrada se antoja como una buena medida, pero la asignaron a mi núcleo básico, porque tenía hasta ese momento menos pacientes, la situación parece correcta todavía, pero en la recepción saben de antemano que en nuestro consultorio procuramos cumplir con la norma oficial de Expediente Clínico, lo que involucra tener que otorgarle más tiempo al procedimiento, pero además, ya se habían asignado otros pacientes de otros consultorios siguiendo la misma premisa, de pasarle la consulta al que lleva menos pacientes, sin considerar que los pacientes asignados tendrían que sujetarse al mismo procedimiento normativo en mención y no a una consulta exprés que sólo lleva 10 minutos aproximadamente.
La paciente que hoy ocupa nuestra atención, tuvo que esperar su turno, que por cierto resulto ser la penúltima ficha en mi consulta, y ella suplicaba que la dejaran pasar antes; cuando por fin pasa conmigo, además del dolor intenso que presentaba la dama, se sentía afectada en su dignidad, pues asegura que todavía cuando estaba en la sala de espera, vio cómo su médico platicaba con otro colega y no se explicaba por qué la habían pasado conmigo, si su caso ameritaba una consulta más rápida.
En un reunión con el director de la unidad, meses atrás, se había tomado el acuerdo de que sin importar el número de pacientes asignados por consultorio (me refiero a pacientes que corresponden a su área de competencia en la ciudad) si un médico está aún en cumplimiento con su horario ( 8:00 am a 15:30 horas) se le asignarían cuantos pacientes estuvieran en control en su consulta, y sólo se asignarían a otro médico en caso de que éste estuviera desocupado y si el anterior siguiera en consulta, pero resulta, que debido a las consultas exprés, algunos compañeros terminan un promedio de 14 paciente a las 11:30 ó 12:30 horas teniendo aún tiempo para recibir a los pacientes que por distribución geográfica le corresponden. El director quedó formalmente en respetar este acuerdo, pero la recepción comenta que sólo sigue las órdenes de la dirección.
He propuesto que si se va a estandarizar el concepto de consulta exprés en nuestro centro de trabajo, es necesario oficializarlo y eximir de responsiva legal al prestador del servicio, por ofrecer consultas que no cumplen con los indicadores de calidad normados, o ¿será necesario, como se estila actualmente, someterlo a una consulta popular, para saber si lo que el pueblo quiere es una probadita de salud o una respuesta real a sus demandas de salud?
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