Muchas veces me pregunto, qué estaríamos haciendo en este preciso momento; yo, me veo sentado como lo estoy, elaborando el artículo periodístico para el día siguiente, mientras que tú, te encuentras en el porche sentado en tu sillón predilecto, leyendo el libro de ocasión, de pronto, detienes la lectura, te quitas los anteojos, y hablando en voz alta me dices: Vamos a comprar algo para comer, recuerda que iremos al cine temprano; no le contesto al momento, porque es demasiado temprano, pero, su sana intensión me hace preguntarme ¿Por qué tanta prisa, acaso los fines de semana no son para descansar? Entonces decido detener lo que estoy haciendo y me dirijo al porche, encuentro que tu sillón predilecto se encuentra vacío.

Recuerdo que cuando llegaste a mi edad, mi muy estimado Antonio, te impactaban tanto las noticas del fallecimiento de un amigo, me dabas a conocer tan funesto acontecimiento, mientras que disimuladamente limpiabas tus lágrimas, y yo, como queriendo hacerte olvidar el dolor, poniendo mi mano derecha sobre tu hombro izquierdo, te decía: ¿Acaso estaba enfermo el fallecido? ¿Acaso era mayor en edad que tú? Y tú, dejando brotar libremente tus lágrimas, me contestabas: No, no era mayor, ignoro si estaba enfermo, pero igual me duele que haya partido, porque convivimos mucho cuando jóvenes, y ahora, ahora ya no estará más. Siendo así, llora todo lo que puedas, llora, hasta que tus ojos se queden secos y sea tan árido tu pensamiento, como el agua que tanto ansía el desierto, y al caer en él se evapora antes de hacerlo sentir que siempre tendría la dicha de sentir la humedad. Antonio detenía un momento su pesar para verme a los ojos y con sinceridad me decía: Espero no mueras antes que yo, sabes lo mucho que te estimo, eres para mí como un hermano. Lo mismo digo Antonio, pero ya no estés triste, ambos sabemos que el que cree en Jesucristo no muere del todo, entonces vivamos en la esperanza de que cuando nuestro espíritu tenga que abandonar el cuerpo, nuestra energía volverá a su origen y con ello nos espera la vida eterna.

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