En alusión a la reciente celebración del Dia Internacional de la Mujer, me recordaba una compañera de trabajo, nuestra participación en una Jornada de Salud Comunitaria que efectuamos en una de las áreas de influencia del Núcleo Básico de Salud No. 6 a mi cargo, eso fue el 08 de marzo del año 2017; en aquella ocasión, el Sr. Arturo Reyes Vega, promotor adscrito a dicha unidad médica  había seleccionado a la Colonia Obrera  para realizar la mencionada jornada de trabajo, y me pidió hablara ante la comunidad sobre el Día Internacional de la Mujer, que por cierto, en ese año, resaltaba la Concientización de la Igualdad laboral.

El primer día internacional de la mujer, se celebró en 1975 a instancias de la Organización de las Naciones Unidas, pero, más que hablar de historia, sentí que las mujeres que se encontraban reunidas en torno al desarrollo de un excelente plan de trabajo, para concientizarlas sobre la importancia de velar por su autocuidado,  querían que se abriera una puerta, para poder dar salida a una serie de aspectos que influyen en la actualidad, y sienten que han influido toda su vida, para no alcanzar los estándares establecidos de bienestar, evitando se asimile como la efectividad esperada, lo establecido por la Secretaría de Salud a través de los Programas de Educación para la Salud y Promoción de la Salud

De acuerdo a la OMS, la salud se define como un estado de completo bienestar, físico, mental y social, y no sólo la ausencia de afecciones y enfermedades; pero la comunidad tiene su propia definición sin desestimar la opinión de los honorables representantes de 61 países se reunieron en 1946 en la Conferencia Sanitaria Internacional celebrada en Nueva York.

Las mujeres  de la colonia Obrera, que conformaban el Comité de Salud y  beneficiarias del Programa de Bienestar Social, deseaban encontrar la forma de establecer una línea de comunicación  confiable, para hablar abiertamente de los “otros” factores  ajenos a los establecidos en las normas oficiales, para que las instituciones,  prestadoras de servicios de salud, establezcan nuevas líneas de acción para atender, de fondo, más que de forma, lo que limita la participación comunitaria y la obtención de buenos resultados en la salud pública, y al abrir la puerta de la confianza, poco a poco empezó a fluir el sentir de la comunidad; concluyendo, que una gran parte de la falta de comunión entre  lo que desea el Estado y lo que necesita la comunidad, radica en la educación, y que tanto la Secretaria de Educación Pública como la de Salud,   deben de coordinar acciones conjuntas, ya no para simular una armónica comunión interinstitucional, sino para trabajar sobre una realidad, cuyo abordaje, se antoja un tanto subjetivo, pero tiene suficiente sustento científico, para establecer como prioridad el manejo adecuado de las emociones, pues sin el justo equilibrio de las mismas, la respuesta psicofisiológica de nuestro cuerpo, siempre dará al traste con cualquier estrategia institucional, en la brusquedad de cumplir a cabalidad con la definición de salud de la OMS.

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