Uno de esos días de cielo gris, de aire frío, de desesperanza, me fui a sentar bajo la sombra del árbol de la sabiduría, me recargué en su grueso y anfractuoso tronco y cerré los ojos, poco apoco fui sintiendo cómo me iba abrazando y al hacerlo, hizo conexión conmigo, entonces sin decir una palabra en ya estaba en mi mente y dijo: De algo estoy seguro, dijo el gran árbol de la sabiduría, que se puede ser muy viejo y muy sabio, pero no se puede vivir sin arraigo a la tierra. (Citas S.B.C).

El que ama, no puede vivir sin amor, por eso, tiene que aceptar que el amor que prodiga tiene que ser incondicional, no pedir nada a cambio, sólo dar, y encontrar en lo que recibe, la esencia que requiere el espíritu para sentirse en armonía con el universo; más, es importante comentar, que el espíritu que se inconforma, es porque tiene la necesidad de nutrirse de la misma fuente de la que se nutren quienes piensan, que su forma de amar es la correcta, porque de otra manera se resistiría a aceptar que su esencia no tiene la misma valía de aquellos en los que cabría la posibilidad de que no estén escuchando a su espíritu sino a su mente, y ésta, no tiene el mismo origen divino que el espíritu, de ahí que, aquellos que han hecho mucho mal al mundo, no escucharon a su espíritu, porque simple y sencillamente nunca tuvieron fe en el misterio que exhibe la verdad en la divinidad de su origen, creyeron, más bien, en sí mismos como un todopoderoso, de ahí que sus decisiones, para ellos fueron las correctas, pero no para el resto del mundo  al que no beneficiaron en nada, al sólo satisfacer sus deseos y las ocurrencias distorsionada de sus ideas.

Todos necesitamos sentirnos amados y el único amor que cubre todas las necesidades del ser humano es el que Dios provee, él lo deposita en el corazón del hombre, pero es el hombre, el que debe de darle la dirección correcta al amor que prodiga a sus iguales. No existe el ser humano perfecto y una de las imperfecciones de nuestra especie, más evidentes, es el no comprender que hay una diferencia enorme entre el Amor de Dios y el amor del hombre, pero que el camino para acercase a la verdad debe de incluir el hecho indiscutible de que el que no se siente amado, tiene una necesidad sentida, y requiere también de la atención de aquellos que sólo ven la necesidad de los que exhiben, de manera objetiva, sus necesidades.

El árbol, antes de llegar a ser el árbol de la sabiduría, soportó muchas tormentas e inclemencias del entorno, eso lo hizo grande, lo hizo fuerte, pero nunca dejó de reconocer, que, si sus raíces fueran arrancadas de la tierra, jamás hubiera llegado a conocer la verdad de su verdadera naturaleza.

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