Uno de mis nietos se encuentra actualmente en una etapa de negación, el motivo: lo cambiaron de escuela; recientemente me manifestó su sentir y lo que estaba sufriendo por haber abandonado su escuela anterior, pero sobre todo a sus amigos de siempre; para consolarlo le comenté que yo había sufrido esa sensación de pérdida varias veces, cuando cambiábamos de domicilio, así es que estuve en dos escuelas primarias, en dos secundarias y un cambio de ciudad que fue de Monterrey N.L. a Cd. Victoria, Tam. En la primaria, le dije, apenas me había hecho de amigos y los tuve que dejar en tercer año y en la secundaria pasó lo mismo, pasé de segundo año, a terminarla en esta mi ciudad Victoria. Mi nieto me preguntó que cómo había superado la situación, le contesté: Simplemente no la superé, me llevé en el corazón a cada uno de mis amigos y aún los guardo en el mismo sitio, después, Dios compensó mi pérdida enviándome nuevos amigos, algunos de ellos aún se encuentran cerca de mí, otros ya se marcharon a la eternidad, pero, seguí comentándole, los buenos amigos jamás los pierdes, porque la amistad verdadera, es como el amor verdadero, para siempre, dentro de pronto tendrás oportunidad de hacer nuevas amistades y verás cómo el tiempo es más llevadero. Mi nieto permanecía con la mirada perdida en el suelo, de sus ojos asomaban lágrimas, no sé si de dolor o de frustración, pero eran sinceras. Para reanimarlo le hablé sobre los cambios y las nuevas oportunidades que traen, por ejemplo: Si no me hubiera cambiado de ciudad, no hubiera conocido yo a tu abuela, no hubiera nacido la que hoy es tu madre y lo más seguro que tú no hubieras llegado al mundo, al menos, no con la identidad que ahora tienes; recuerda que eres especial, porque no hay otra persona que sea idéntica a ti.
Recuerda que los planes de Dios no son iguales que los nuestros, de ahí que, este cambio que ahora te acongoja seguramente te traerán cosas buenas, sólo tienes que aceptarlo con agrado, agradecer al Señor que sea él quien marque tu rumbo, y además debes de cambiar de actitud, si lo logras, el presente te va a sonreír y la felicidad te acompañará siempre. Mi nieto volteó a verme y me dijo: Decir las cosas resulta fácil, vivirlas es lo difícil. Quiero darte un consejo, espero lo aceptes y lo asimiles: Lo que yo te estoy diciendo no es una ocurrencia mía, reconozco que mi intención es animarte e invitarte a ver la situación de una manera positiva, para que dejes de sufrir; pero aunque te parezca absurdo lo que te voy a decir, está en ti si lo crees o no, yo soy sólo el mensajero, el mensaje te lo envía el Señor. Sanarás pronto de esta herida emocional y la sonrisa volverá a tus labios, tu carácter se ablandará y la nobleza y la humildad regresarán a ti y con ello regresará también la paz a tu interior, vive y disfruta la vida.
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