¿Y el amor, qué tiene que ver en todo esto? Si se tratara de hablar por hablar, escuchar sería sólo una forma de decir las cosas; pero hablarte con el corazón es más que eso, porque en cada frase que escribo, verías cómo las rosas que tanto te gustan, señalarían la pausa para tomar un respiro, para seguir diciéndote lo mucho que te amo, lo tanto que te quiero.
Y podría incluso, llenar con mi sangre el tintero que está sobre la mesa, para que mi escritura cobrara vida, y así, al tocar cada letra, sintieras las pulsaciones de mi corazón y la vibra de mi pasión sincera.
No te cause lástima el verme abatido por el tiempo, por fuera, te pareceré un manuscrito viejo y empolvado, pero la fuerza que llevo dentro, no la tiene cualquiera, y de amarme como yo te amo, le daría a tu vida más significado.
¿Y el amor, que tiene que ver en todo esto? El amor… es la vida misma, y sin vida, el poeta estaría destinado a perderse y morir, rebuscando a ciegas, antes de expirar, la inspiración más bella, aún entre la llana tierra desolada, el mar tristemente desecado y el sol que se extingue, habiendo agotado su energía; y rogándole con fervor al Creador, que llegue a mí la firmeza, la fluidez y calor que tanto necesito, para que en cada aliento se refleje la inspiración, que mi alma clama y necesita para no morir de amor.
De rodillas ante ti, mi Señor, me encuentro hoy, y a pedirte vengo, llenes a mi espíritu con tu divino amor, porque tu amor es vida, porque tu amor inspira, porque tu amor es poesía viva.

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