Sentir y por amor pensar, que el dolor tiene un significado especial, y por la fe, imaginar que esa exquisita sensación te hace recordar con verdadera devoción al cordero que habría de quitar el pecado del mundo para que nuestra alma se pudiera salvar.

La administración de la Iglesia de Cristo es sumamente cuidadosa para opinar en relación de los hechos sobresalientes que le ocurren a la humanidad; sin duda, como todos nosotros, antes de pensar en lo sobrenatural, piensan en encontrar una explicación científica; más, sus opiniones, por mas francas que sean y el mayor apego a las leyes eclesiásticas, no demeritan el
poder de la fe, cuando el mismo Jesucristo nos invita a pedir, para ser escuchados; a buscar, para encontrar la verdad de los misterios que encierran los hechos que sustentan nuestra fe.

¿Qué tan incrédulos somos, al enfrentarnos a ciertos fenómenos que de inicio no pueden ser explicados? No sé, allá tu conciencia y  tus creencias, tu cordura o tu fe, de ahí que la explicación que le puedas dar a todo aquello que en verdad inquieta tu espíritu, tal vez sólo pueda encontrar respuesta en lo que tu corazón siente que es verdad.

¿Qué es ese impulso extraordinario? ¿Dónde se origina esa energía que mueve a tu ser y mueve aquello que  por voluntad propia no se desea mover? Si tenemos fe, habremos de actuar siempre a favor de lo que agrada a Dios, velando por no perder la humildad, apegándose a ese sentimiento misericordioso de hacer el bien a los demás, cumpliendo con una voluntad más grande y más poderosa que la nuestra. No te escuché yo, no te hablé yo, no te toqué yo para que sanaras.

Pero por tu fe, te has recuperado