Las horascidas de mis amados y felices días, donde brotaban las ideas con la fuerza de una juventud llena de energía, desbordadas como aguas transparentes de indiscutible frescura, nacidas en la cumbre de mis grandes anhelos y alegrías, son ahora el legado plasmado en las hojas de un libro mágico que no tiene principio ni fin, pues el tiempo dedicado a la escritura enlos años fenecidos, llenaron las maravillosas páginas de vivencias, en ocasiones alegres, otras tristes y de algunos momentos de amargura, que por ser ahora frágiles, tienden a desaparecer de la otrora alba superficie que aceptaba la pureza de un alma enamorada de la vida y de una mente más que sabía, cercana a la locura, por estar ausentes las ideas en el presente, se pierden en el espacio de la soledad, decolorados y faltos de humedad, porque el llanto se secó por el endeble poder de la escritura.  

Son las hojas de mis días pasados, la evidencia titubeante de las ideas expresadas, sin consistencia suficiente para aferrarse a la historia consabida,de un hombre que se perdió en la nada, en un mundo donde la ceguera era la moneda para devolverle la luz a la oscuridad enardecida, que opaca los destellos de la negada inteligencia, para dar paso a la ignorancia de una vida sin color y sin frescura.

Las horas de mis días pausados son como las hojas que quedaron en blanco del libro mágico, al perderse las ideas en la soledad de la escritura a la que se le negó nacer, por tener destellos de sabiduría, que fueron tomados por locura,y que terminaron en una olvidada partitura de una triste melodía, de una composición llena de pasión, que sólo era de entender para los que viven enamorados de la vida.

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