De las cosas buenas de mi vida, quiero las caricias de mi madre en mis noches de desvelo, para que calme con su amor los miedos, los dolores y los vacíos en mis sueños; de mi padre, quiero al menos una sonrisa, para sentir la dicha de estar entre sus muchas prioridades; de mis hermanos, un solidario abrazo ante cualquier adversidad que amenace mi tranquilidad, para calmar mi ansiedad, cuando siento que son más grandes mis retos que todos mis anhelos por triunfar; de la mujer que amo, quiero que me siga viendo con la misma intensidad, como cuando mi amor le quitaba el sueño y anhelaba el día siguiente para poder juntos soñar; de mis hijos, quiero que perdure por siempre la confianza,, de sentir en su vida la seguridad de que siempre estaré a su lado para enfrentar cualquier eventualidad; de mis nietos, quiero que nunca pierdan la inocencia, para que estén siempre en el amor y la complacencia quien me ha enseñado lo que es el amor de verdad; de mis amigos, quiero sentirlos siempre cerca, para que sepan que pueden contar conmigo,  de los que se han ido primero, para buscar la eternidad y de los que viven aferrados a luchar a ciegas y están tan preocupados por dar la felicidad que no se han podido dar.

De las cosas buenas de mi vida quiero rescatar los minutos, las horas y los días, que por mi necedad dejé escapar, al sentir lastimado mi orgullo por no comprender a los demás; quiero conservar la intensidad de la luz que me ilumina, para cuando llegue la noche, tenga la fuerza de voluntad para soñar en todo aquello que me causara alegría.

De las cosas buenas de mi vida, quiero a mis viejos conmigo, a mis inolvidables abuelos, a los viejos hermanos y amigos de mi infancia, a mis viejos compañeros de escuela y mis viejos maestros, a los viejos luchadores de las andanzas de nobles ideales, que como yo, amaron y aman con pasión a su patria; a todos ellos y más los quiero, para  vivir una nueva vida, donde las esperanzas se conviertan en realidades, donde se luche por combatir la ignorancia, las envidias, los egoísmos y los celos, que son precursores de todo mal que nos arrebata la alegría de vivir, y el consuelo de disfrutar a tiempo nuestro tiempo, quiero para hombres y mujeres una igualdad que surja del corazón y no de leyes que simulan proteger derechos, y los violan en razón de un interés que va más allá del bienestar que se pregona.

De las cosas buenas de mi vida quiero ser yo, para no sentirme un objeto desechable, cuando una entidad constituida, decida por mí lo que en la vida vale y me haga sentir más que despreciable, al insultar la inteligencia que heredé desde que  llegué  a ejercerla con libertad en esta vida.

Por todas las cosas buenas de mi vida, vale la pena vivir.

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