“La opinión de toda una multitud es siempre más creíble que la de una minoría…”
Miguel de Unamuno
De buenas intenciones están llenos los panteones, asienta un viejo y sabio refrán popular.
El sentido es muy claro: Por bueno que sea el objetivo que se busca, no basta con desear que se haga realidad, por intenso que pudiera ser ese anhelo o por numerosas que parezcan sus bondades.
Es el caso de la desaparición de los organismos autónomos, el INAI en lo federal y el ITAIT en lo estatal, que operaban como puertas abiertas para los ciudadanos en la búsqueda de información real y confiable sobre las actividades gubernamentales y que en los últimos años se volvieron incómodos para el poder oficial.
Sobre todo, información confiable.
Ayer, la Secretaría de la Contraloría estatal dio a conocer que además de su área, la principal responsable de hacer el trabajo del extinto ITAIT, habrá más órganos que compartan esa tarea con el Poder Ejecutivo, al cual representa precisamente la dependencia mencionada.
Hay que reconocerlo: Hacer plural el cumplimiento de esas funciones no parece mala idea, en el supuesto de que mientras más opciones de consulta existan, se ofrecen más oportunidades de obtener información veraz.
Esas son precisamente, las buenas intenciones.
Pero esa percepción sobrevive hasta que la funcionaria dijo cuáles serán esas instancias.
Y la verdad, me asusta saberlo.
Son el Poder Legislativo -léase diputados- y el Poder Judicial, es decir jueces y magistrados.
Disculpe la expresión religiosa pero me sale del alma: Válgame Dios.
Los diputados, sin importar si son locales o federales, conforman uno de los sectores gubernamentales que menor confianza merecen de la sociedad. Su imagen popular, aunque con seguridad debe haber honrosas excepciones, es una mezcla de advenedizo, corrupto, indolente, faccioso, ignorante y otras lindezas por el estilo. Para llorar.
En el caso del Poder Judicial -por supuesto que también deben existir casos honorables- una parte sustancial de quienes lo integrarán no parecen ser motivo de festejo, cuando desde antes de la elección ya se advierten en muchos aspirantes colusiones con la delincuencia, desconocimiento del derecho, complicidades con intereses de todo tipo y sumisión a líneas dictadas desde la cima del poder.
Me pregunto:
¿En esas condiciones, habrá quién pueda pensar que esos dos segmentos oficiales merecen la confianza de entregar al solicitante información fidedigna, real, sin contaminaciones políticas y sin manipulaciones?
Adiós INAI y adiós ITAIT. Los extrañaremos…
CAVAZOS, CASTIGOS Y MÉRITOS
Al margen del grave error cometido y del desbarre verbal que protagonizó el ex gobernador de Tamaulipas Manuel Cavazos Lerma, sobre el caso de abuso sexual imputado al ahora diputado federal Cuauhtémoc Blanco, sigo pensando que el tema se ha radicalizado en forma desbocada.
¿Merece Cavazos sanciones políticas por su lamentable expresión?… Sí.
¿Deben recibir el rechazo social ideas personales de esa calaña?… Sí, también.
De ninguna manera comparto semejantes opiniones del ex mandatario, pero tampoco puedo demeritar el gran trabajo gubernamental que hizo en su gestión, alejado de la ambición de fortunas inmensas y sí apasionado por Tamaulipas, al que dotó de una red de carreteras y creó programas de asistencia social y al campo que hasta ahora ninguno de sus sucesores ha logrado igualar, sólo con recursos propios del Estado.
No merece Cavazos ser borrado de la historia política estatal por sus ideas personales. Fueron décadas de trabajo que hoy, por no saber cerrar la boca, ve derrumbadas.
Un poquito más de justicia histórica y un poco menos de apasionamientos politiqueros…