No podía empezar 2021 sin escribir respecto de lo que más me apasiona en la vida: la política.
Hay una frase que sobre el tema es de mis preferidas: “La política solo adquiere sentido y se convierte en virtud cuando se pone con honestidad al servicio de los demás.” Vaya frase, que le he escuchado al hoy Presidente de México.
Quise compartirla porque aunque simple, representa exactamente mis convicciones.
Hace ya algunos años que estoy muy consciente que ayudar, que servir a los demás, que hacer política, es mi vocación. Sin embargo, los últimos tres años han sido de gran aprendizaje y confirmaciones.
Y es que recuerdo como si fuera ayer los inicios de 2018, ese gran deseo por hacer de Victoria un mejor lugar para vivir (sentimiento que está más vigente que nunca) me llevó a decir “sí”, a la invitación que en ese entonces me hiciera un partido político para participar de candidato (ciudadano, pues nunca fui militante) a síndico en una planilla de oposición en Victoria.
“¡Ganamos!” pensé ya que la autoridad electoral determinó que aquí en la capital perdía el PRI como no pasaba desde hace mucho tiempo; y asumía genuinamente (tal vez ingenuamente) que teníamos enfrente la esperanza de una nueva era para Victoria.
Estaba en un error (son iguales sus cúpulas en Tamaulipas). Lo reconozco y reconocí en su oportunidad, primero con mis posturas firmes; luego distanciándome abiertamente del alcalde González Uresti y después separándome -vía una carta pública- del partido que me había invitado; además de haber promovido una controversia constitucional en contra de la histórica imposición de quien hoy preside el ayuntamiento. Y lo más importante: seguimos viendo a los ojos a los victorenses en cada paso que damos…
No he defraudado a la política, ni ella a mí. Porque estimo en la política pasa como con la religión, su esencia siempre será positiva, lo negativo solo nace de quienes la operan con mala fe.
En fin. A tres años de distancia, el aprendizaje es enorme pero resumible en esto: 1) al que actúa conforme a sus principios no tiene porqué irle mal; 2) más vale dejar a un “equipo” que dejar de ser un verdadero representante popular y 3) se duerme tranquilo si no se hacen pillerías.
Y las confirmaciones: 1) la política es mi vocación; 2) efectivamente, solo adquiere sentido y se convierte en virtud cuando se pone con honestidad al servicio de los demás; y la última y más relevante que todas reflexiones anteriores: 3) los victorenses que llevamos a Victoria en la piel no olvidamos, y merecemos mucho más. Lo lograremos…
Que sea -como estoy seguro será- un gran 2021 para todas y todos. Que la naturaleza les conceda Salud y, ¡con todo! Éxito.