¿Y por qué tengo que patear la piedra?  Preguntó con cierto enfado, quien, cansado de siempre encontrar obstáculos en el camino, había aprendido mejor a cambiar de rumbo. Porque ya te habrás dado cuenta de que, por no patearla, llegarás siempre con retraso a tu destino, y el tiempo, querido amigo, el tiempo es valioso para aquellos que tienen conciencia de que se vive y no sólo lo hacen pensando que deben hacerlo por seguir al que va adelante.

¿Y si la piedra resulta ser más grande que la fuerza que utilizo para quitarla del camino, y no se mueve? Entonces, habrás aprendido a utilizar la inteligencia, porque una cosa es tener conciencia de que algo obstaculiza tu libre andar, y otra, es el poder analizar previamente las estrategias que tendrás que realizar para lograr tu objetivo.

¿Y si resulta que la piedra estuvo primero que mi interés por andar por ese camino? Si pretendes dar a las cosas inertes un derecho que no les correspondes, deberías analizar tu conciencia, pues las piedras resultan ser parte de los componentes de la naturaleza, y a esta le corresponde poner las cosas donde mejor se acomoden, más nunca deberías de considerarlas un obstáculo para lograr tus metas.

Las piedras, querido amigo, suelen tomar vida en el pensamiento de aquellos que temen vivirla y prefieren evitar nadar contra la corriente, pero ese tipo de personas, podrían llegar a ser tan inertes como los obstáculos que encuentran en su camino.

Disfruta todos los atributos que posees, esas virtudes te las dio el Todopoderoso para que llegues tan alto como te lo propongas, no importa cuántos obstáculos encuentres en el camino, Dios ha trazado ya tu destino, y tu destino es ser quien convierte las piedras en oportunidades.

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