En 1958 cuando llegó a la Presidencia de la República el Lic. Adolfo López Mateos, dio instrucciones a su secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet, para que se combatiera el analfabetismo con una intensa campaña a lo largo y ancho del país, sobresaliendo en la misma, la distribución de libros de texto gratuitos. Viene a mi memoria la portada que se empleó en 1962, obra de Jorge González Camarena: “La Patria” idealizando a “una mujer de tez morena, de rasgos indígenas y mirada valerosa que, apoyada en la agricultura, la industria y la cultura, simbolizadas en las imágenes de la bandera y escudo nacionales, un libro y diversos productos de la tierra y de la industria, representaba el pasado, el presente y el futuro de nuestra nación” (Historia de la Secretaría de Educación Pública 1944-1982). Pensando con ello, que tal vez dicha portada pudiera estar anticipando un verdadero cambio en nuestra nación, ante la posibilidad de que una mujer ocupe en un futuro la Presidencia de la República.
El hombre, con el tiempo, y su cuestionable quehacer político, ha ido desgastando su inequitativa imagen de supremacía, que relega a la mujer a un segundo término, en la mayoría de las actividades sobresalientes en el desarrollo humano; pero como cita el refrán “No hay fecha que no se cumpla, plazo que no se venza, ni deuda que no se pague” Y aunque las mujeres ya han intentado tratar de escalar a dicha posición, y en apariencia, no haberlo logrado, sí han dejado profundas huellas en el camino, que servirán para que otras valerosas, inteligentes y virtuosas damas, aspiren nuevamente competir electoralmente para posesionar, no a la mujer en sí, sino a un estilo diferente de gobernar, tal vez con un rostro más humano.
Bienvenidos todos los aspirantes a contender en la elección por la Presidencia de la Republica en el 2024, sobre todo, los que han entendido que la primera regla que exigirá la ciudadanía para ganar el voto, será quien tenga una conducta intachable, comprobada experiencia político administrativa y la suficiente sabiduría como para entender que se tiene que gobernar con justicia y con equidad, para lograr la paz social que tanto anhelamos todos los que profesamos un incuestionable amor por la patria.
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