Cuando encuentres las palabras perfectas no las dejes ir, son perfectas, porque al pronunciarlas o al escribirlas, abrirán las puertas del corazón que habían permanecido cerradas por el resentimiento, la mentira o el desamor.
Cuando encuentres las palabras correctas, no las guardes para ti, díselas a quienes necesitan escucharlas, son correctas, porque corregirán todos los errores cometidos por la imprudencia, el falso orgullo o la indecencia.
Cuando encuentres las palabras más sentidas, sencillas y humildes, déjalas salir sin condición, porque tienen el poder de transmitir la pureza que emana de un corazón lleno de bondad y de nobleza.
Cuando encuentres las palabras que sólo destilan amor, sabrás que llegaron a ti, para que fueran suavemente pronunciadas, escritas o pensadas, para sanar el alma de aquellos que decían que nos les faltaba nada, pero no podían comprender, que por tenerlo todo, no habían dejado un lugar para lo que era verdaderamente importante tener.
Cuando encuentres el motivo de la misión que Dios tiene destinada para ti, comprenderás el porqué de aquello que te tenía tan confundido, cuando emprendiste el camino, siguiendo al espíritu de luz, que como guía, se te había designado.
Cuando encuentres el verdadero significado de la Palabra, encontrarás a quien es el camino, la verdad y la vida, porque Dios es el principio y el final de todo lo existente, de todo lo conocido, de todo lo que está por existir y todo lo que falta por conocer.
Sé perfecto, sé correcto, sé humilde y ama; la Palabra te acompañará siempre, porque la Palabra es el principio, es Dios.
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