La magia de mis intentos fallidos, de mis propósitos indefinidos, del ya verás que nunca vi, todos esos anhelos presumidos, se quedaron en veremos. El tiempo corrió a mi lado, y yo, pensando que competía conmigo, apuraba cada vez más el paso, tarde comprendí, que si me detenía, el tiempo lo haría conmigo, porque una cosa es el tiempo que rige al mundo, y otra el que rige tu mundo, eso pocos lo entienden, tu tiempo puede acortarse o alargarse según tus deseos; tú decides cómo emplearlo y en qué gastarlo, por eso no olvides que debes disponer de él a tu conveniencia, recordando que no eres inmortal, evitando los excesos y los dispendios inútiles, mismos, que se dan en la falsa idea, de que disfrutar del tiempo está ligado con el hecho de generarle placer al cuerpo sin medida, pues todos sabemos que en ello, se nos va la tranquilidad, la paz y en ocasiones, la vida.

La magia de los intentos debe conciliar un interés común entre cuerpo y espíritu, no apresuremos la maduración del primero, porque así como la fruta madura cae precipitadamente del árbol, y al chocar con el suelo suele estallar y permitir con ello la acción de fermentos y oportunistas microbios que la hacen indeseable al consumo, así ocurre con un cuerpo al que se le mortifica a temprana edad, arrojará un desgaste y un envejecimiento prematuro. El espíritu, por otra parte, sufrirá las consecuencias del desfiguro, ya que su maduración, depende de la calidad del tiempo con que inició seguro su largo caminar, para alcanzar en el futuro la eternidad.

La magia de nuestros intentos en conjunto, requieren de la armonía y de la paz que sólo el amor puede dispensar, mas, no hay que confundir, entre querer y amar, muchas personas querrán hacer uso de nuestro tiempo y de nuestra vida, en ocasiones lo hacen con alevosía y violencia, otras veces, en la inconciencia de su propia necesidad y se llevan tu tiempo, y se llevan tu vida.

 

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