Han pasado las elecciones en México, las y los ganadores ya celebraron y dieron discursos de progreso, dicen que ahora las cosas si van a cambiar, que son diferentes, y que conciliarán los problemas de los diferentes sectores de la población. ¿Será verdad? Hay elecciones cada tres años y con ellas un sinfín de políticos que nos cuentan como ahora si las cosas van a cambiar con ellos en el poder, pero la verdad es que siempre ha sido lo mismo.
A pesar de la voluntad de gobernantes y gobernados parece que no se consiguen resultados satisfactorios. En lo que va del siglo XXI hemos elegido presidentes de tres partidos políticos que representan tres propuestas políticas muy diferentes (mínimo en la teoría), el país ha pasado de la “derecha” de Acción Nacional, al “centro” del Revolucionario Institucional para que ahora esté en el poder la “izquierda” con López Obrador. Desde que en el 2000 el péndulo se comenzó a mover, no ha parado. Tamaulipas no es la excepción, en 2016 se inició a mover el péndulo y difícilmente se detendrá en 2022.
La gente votamos por cambios constantemente porque la realidad individual de las personas no se ve mejorada con los diferentes gobiernos, y se puede entender que es muy difícil que cambie la situación de todos los ciudadanos de la noche a la mañana. Pero es muy doloroso observar como nuestros catalizadores del cambio, del progreso, no pueden sacar las manos de la caja del dinero y se unen a una élite extremadamente corrupta, desacreditándose ellos mismos. Y existen reacciones a ello, por ello la alternancia en el poder.
Quien gobierna, tiene que alejar hasta la más diminuta sospecha de avaricia, no existe vicio más repugnante que buscar enriquecerse en un cargo público, es vergonzoso. Los que gobiernan, no tienen medio mejor para ganarse fácilmente la benevolencia de la multitud que la moderación y el desinterés.
Las verdaderas transformaciones se originan a través del reconocimiento de los problemas. Se debe tener presente que de nada sirve la ficción, la política de progreso y las mentiras, si es que tenemos realmente el compromiso de construir el país que se habitará en el futuro.
Es un buen inicio que se comience combatiendo la corrupción, pero debe seguir acompañado de un plan de mejoramiento de las instituciones y de ejercicios de rendiciónde cuentas. De no ser así, el péndulo seguirá en movimiento.