El desarrollo social requiere del respeto y aprecio por la Ley por todos los que integran la sociedad. Cuando quienes integran el gobierno pierden este respeto hay corrupción y su escudero, la impunidad aparece, pues sólo con cómplices se logra establecer un estatus ilegal sin recibir castigo.

Ante la realidad corrupta en el desempeño público en Tamaulipas y en el país, las acciones que se decide utilizar para evitar actos de corrupción fracasan pues se trata de letras que no se respalda con acciones. Por ejemplo, René Bejarano, el rey del agarrón del billete, ahora es titular de los programas de ayuda social. Le dan a cuidar la caja de las galletas a un tragón conocido. Tomás Yarrington, el ex gobernador de Tamaulipas más señalado en cometer delito de enriquecimiento ilícito, apenas incrementó la deuda pública de 300 a 800 millones. Su sucesor, Eugenio Hernández, la llevó a 17 mil millones, y aunque Eugenio está en la cárcel, no hay cómplices ni recuperación del bien público robado.

En Estados Unidos en la década de los 70s, Watergate fue escándalo por robo de documentos en oficinas del Partido Demócrata e intento de encubrimiento por Nixon. Watergate destapó actividades clandestinas en las que se involucraron personalidades del gobierno como acoso a opositores políticos y a personas o funcionarios vía organizaciones policiales o servicios de inteligencia, como la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), la Agencia Central de Inteligencia (CIA) o el Servicio de Impuestos Internos (IRS) El Congreso encontró abusos por el gobierno de Nixon que concluyó con su dimisión en 1974. El escándalo salpicó 69 personas, de las cuales 48 fueron culpables y encarceladas. Watergate provocó la única dimisión en la historia de un presidente de Estados Unidos.

El segundo período presidencial de Bill Clinton se marcó por escándalo sexual con la becaria, Monica Lewinsky, quien tuvo relación íntima con el presidente. En agosto de 1998, se convirtió en la primera testigo que refutó la declaración jurada de un presidente de Estados Unidos, en la que negó haber tenido relaciones sexuales con ella. El fiscal acusó al presidente de once delitos por perjurio, abuso de poder y obstrucción de la justicia.

En octubre, el Congreso votó 258 a 176 votos a favor del proceso de destitución, lo que lleva a Clinton a admitir haber tenido “comportamiento físico impropio”, y niega cometer perjurio. En febrero de 1999, la Cámara declaró a Clinton “no culpable” del delito de perjurio por 55 a 45 votos a favor, y del delito de obstrucción a la justicia con empate a 50. Para la impugnación se exigía una mayoría de dos tercios. En su gestión, Clinton dejó superávit de 559 mil millones de dólares y la aprobación de su gestión de 76 %, la más alta desde la Segunda Guerra Mundial. En Estados Unidos, mentir, encubrir, es peor que el delito que lleva a mentir. Nixon cayó al encubrir Watergate. Clinton fue sometido a juicio por negar ante una corte de justicia y frente a cámaras de televisión, haber mantenido relaciones sexuales con Lewinsky.

En México, se comete todo tipo de delitos desde el poder público y además se encubre. López en su perorata diaria dice algo, luego se contradice, y luego se desniega y sobre el engaño, la inacción, por ejemplo para controlar la inseguridad y aún así, más de la mitad de los mexicanos le aplaude, lo que confirma que no necesitamos que nos domen pues carecemos de pensamiento y de espíritu. Somos autómatas a los que nos manejan sin problema.