Recordar es volver a vivir, pero también es aprender para no cometer los mismos errores, como regularmente lo hago, consulto en mi archivo los temas trascendentes de los que me ocupé en el pasado.

Hace 20 años, el sistema político entero en nuestro país, se conmovió profundamente, -pues al fin se enteró- de la supuesta buena voluntad de un grupo de amigos.

Ellos los amigos de Fox, no fueron más que simples prestanombres de los intereses de otros, tablas de salvación en el desastre inminente y el hazmerreír de toda una nación.

                   ¿En dónde quedarán las palabras impresas en línea ágata?

                   ¿En dónde esconderán la vergüenza?

                   ¿Cómo justificarán los egresos?

                   ¿Qué explicación les darán a sus hijos?

Todas esas preguntas tuvieron respuesta puntual, pero, nadie se las creyó.

Cuando un gobierno democrático requiere de la mano dura de la represión, está sentando las bases necesarias para que sus contrincantes apelen a la necesidad del golpe de estado, y todo aquello en lo que soñó, se vaya por el inodoro, al simple jalón de la palanca.

En ese entonces no fue necesario el hundimiento de ningún “Potrero del Llano” ni de algún “Faja de Oro”, para que México se convirtiera en aliado, bastó simplemente, un torpedo económico, para que el Presidente de la República acabara por convencernos, de que lo importante no es ser congruente, sino ser consistente.

Las condiciones de inestabilidad estaban dadas, la posibilidad de la ingobernabilidad estaba montada a caballo y la realidad que vivimos se fotografió claramente con una turba manifestante exhibiendo machetes.

Así comenzó la debacle, quedo demostrado que en la derecha los antiguos socios se demandan penalmente, ellos mismos se defienden en los tribunales y lamentablemente se exhiben sin rubor alguno ante los medios de comunicación.

El chisme y la intriga campearon en la agenda nacional y los pobres y los ilusos, simplemente esperaron con paciencia lo que les prometieron, aunque recibían como un insulto aquello de: Querían un cambio, ¿no?

Cuando se utilizan los medios de comunicación como tribunales, la comunicación epistolar como evidencia y la conciencia como fregadero, nosotros simples mortales que no votamos por Fox, no nos queda otro remedio más que el de reconocer que en México en el 2003 se perdió la brújula.

De algo si podemos estar seguros, ese año, el machete se convirtió en el icono del clamor de justicia, marchó por todos lados en el centro del país, asustó a muchos y evidenció a mas, cada vez que se agitaba por los aires, rompía el viento, pero en las imágenes indelebles que sembraban en la mente de los espectadores, ¡volaban cabezas!

Nada que ver con el recuerdo de entonces de la Toma de Las Margaritas, apenas 9 años atrás, pues en aquel entonces los fusiles eran de madera y las balas eran mediáticas, y aunque nunca el filo de un machete ha podido cortar el perfil de una pluma, frase de Paulino Valladares, periodista de Honduras, si había evidencia clara de que cuellos y cinturas se perdían fácilmente ante la fuerza y el filo.

Hace exactamente 20 años los mexicanos nos encontrábamos en estado de alerta máxima, la última semana de febrero del 2003, sin duda será recordada por todos los mexicanos, como el inicio de LA GURRA DE LAS GANANCIAS.

 

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