Hoy en día, la globalización es un tema inevitable que forma parte de nuestro entorno. Una de las principales metas de la globalización es incorporar las diferentes culturas e individuos del mundo a nuestra sociedad. Una manera de lograr esto es a través de la movilidad estudiantil. A lo largo del tiempo, países se han dado la tarea de atraer a estudiantes internacionales para que realicen sus estudios en el país, al igual que enviar a sus estudiantes a otros países. El objetivo es volverse en un país tanto receptor, como expulsor de estudiantes internacionales. Dichos intercambios no solo fortalecen las relaciones con los otros países, sino también incrementa el capital social y la productividad académica de nuestro país. Ahora, qué tan efectivo es México en este contexto?

Al analizar a México como país expulsor de estudiantes, se puede concluir que es mínima la cifra que decide estudiar en el extranjero. Aunque existen muchos factores, uno de ellos es que no existe la costumbre de hacer un intercambio en nuestra sociedad. Al mexicano de la miedo salir de su zona de confort para vivir en un lugar extraño al suyo. Le atemoriza el hecho de vivir en un país con un idioma distinto al español, entre personas cuyas costumbres y pensamientos son diferentes. Incluso, un alto porcentaje de mexicanos no hablan inglés o un tercer idioma, como el que se necesitaría en el país receptor. Con tan solo decir que solo un cinco por ciento de la población mexicana habla inglés o lo entiende, según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

Se podría culpar a la falta de recursos del mexicano y la carencia de programas internacionales para irse de intercambio, pero realmente no es el caso. En virtud de que existen programas e instituciones destinados a promover los intercambios estudiantiles y culturales, simplemente pocos mexicanos tienen conocimiento de ellos. La Dirección General de Relaciones Internacionales (DGRI), de la Secretaría de Educación, se encarga de fomentar las relaciones en materia educativa con otros países, así como organizar y desarrollar programas de becas en el extranjero y organismos internacionales. También, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) destina recursos a becas para impulsar a estudiantes a estudiar en el extranjero.

Por ende, existen los medios para que mexicanos estudien fuera del país, pero falta perderle miedo a lo que uno puede encontrar en el extranjero. Queda claro que somos un país sedentario, hace falta promover las oportunidades y el apoyo económico que brinda la Federación, para motivar a nuestro jóvenes a tener una experiencia multicultural, a adoptar una diferente perspectiva del mundo y a aprender de otro sistema educativo. A lo largo del tiempo estas oportunidades van a remunerar y se verá reflejado con el incremento del capital social y productividad académica y laboral. Asimismo, para hacernos un país receptor de estudiantes internacionales, hace falta mejorar la economía y la educación de México, de forma que no solo sea un país atractivo para visitar sino también para estudiar.