La salud es prioridad en las sociedades modernas pues permite una sociedad más sana y productiva, lo que se refleja en la inversión en salud. En 2009, los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) gastaban en promedio 9.5% del producto interno bruto (PIB) en salud. En México se reportó un gasto de 6.4% del PIB.
El deseo por proveer servicios de salud que alcancen mejores resultados y la transformación de la salud en un derecho es un reto muy elevado. Hay factores que imponen retos al sistema de salud y su encomienda por proveer servicios: los cambios en la estructura poblacional, más adultos mayores que requieren de mayores servicios de salud, aumenta la prevalencia de enfermedades cónicas no transmisibles por transición epidemiológica y la disponibilidad de tecnología médica que permite mejor diagnóstico o de tratamiento con menor riesgo. Estos elementos imponen retos a los sistemas de salud, los primeros implican incremento en el uso de servicios y por ende costos, la tecnología abarata costos, pero expande el número de procedimientos lo que incrementa costos.
El sistema de salud, en especial en sociedades desiguales como la mexicana, enfrenta la necesidad de confrontar los problemas de inequidad en el acceso a los servicios de salud. En el caso de un sistema descentralizado y fragmentado como el nuestro, se da inequidad en la distribución de recursos entre estados y entre subsistemas de salud.
Con estos antecedentes, el sistema de salud es tema prioritario en la agenda de los países de la OCDE. Los tomadores de decisiones públicas se preguntan cómo, ¿cómo asignar el dinero que se tiene para atender la salud de tal modo que se obtengan los mejores resultados posibles?, ¿cómo asegurar el derecho a los servicios de salud para todos los que lo requieran? y ¿cómo mejorar el acceso y la calidad de los servicios de salud?
Todos queremos una mejor salud y mejor sistema de salud, pero el impacto en la economía es vital y no es permisible como sociedad dejar al Estado recupere una salud pública precaria derivada de no llevar un estilo de vida sano por millones de irresponsables enfermos que luego exigen le recuperen ese preciado bien que de manera consciente ellos mismos se dedicaron a perder. En toda unidad médica, pacientes en especial con Diabetes encajan perfectamente en la situación que señalo por falta de apego al tratamiento. Largas hospitalizaciones, lesiones en miembros pélvicos que ameritan tratamiento quirúrgico repetido, las oftalmológicas que requieren tratamiento con láser y cirugía, las renales que requieren diálisis, las cardiovasculares que requieren intervención, etc.
La salud, medida a través de indicadores, mortalidad, morbilidad, etc., depende de aspectos como estándar de vida (educación, nivel de ingreso, disponibilidad de agua potable, uso de carreteras seguras, etc.), del acceso y la calidad de los servicios de salud y de la educación en salud al paciente para lograr el apego al tratamiento indicado. De esta conceptualización se explica interacciones básicas entre salud y economía, como la relación entre salud y pobreza, ingreso y acceso a servicios de salud, entre salud y desarrollo.
Este es un reto en el que todos los profesionales de la salud tienen mucho que aportar, situación en estatus de inacción ante el recorte al gasto público en salud sin educación a la sociedad acerca de la importancia de mantener su salud y con ello su calidad de vida, su acceso a la salud y su patrimonio.