¿Quién no ha subido o bajado la escalera emocional de su vida? Si el día es soleado, además corre una fresca brisa y el ambiente se mantiene con una temperatura agradable, seguramente que nos estimulará a subir por la escalera emocional, en la búsqueda del disfrute a plenitud de todo aquello que nos llena de satisfacción y se identifica con la felicidad; si por el contrario, el cielo es gris y el entorno está plagado de pesadumbre, debido a situaciones inconvenientes o desfavorables y además saturado de malas noticias, nuestro estado de ánimo se deprimirá e inconscientemente buscamos bajar algunos escalones, para estar a tono con el ambiente. Tal vez esto ocurre, porque la luz, además de mantenernos alertas para realizar todas nuestras actividades, nos permite sentir y ver con claridad todo lo que nos espera. Caminar en la oscuridad, nos obliga a ser más cautelosos, desconfiados y temerosos; la incertidumbre, la mayoría de las veces, nos obliga, pues, a no movernos, a cerrar los ojos, a no escuchar, ni hablar.

Estar conscientes de lo que nos da una mejor calidad de vida, nos ayuda a poder identificar los factores que nos impulsarán a mantener siempre una buena actitud, y con ello, a fortalecer nuestro interés por salir avante ante cualquier situación que nos atraiga, a bajar peldaños, en la escalera emocional.  

Estar conscientes de aquello que nos condiciona a tener una actitud negativa, nos permite alejarnos con oportunidad, para poner a salvo nuestra integridad física y mental.

“Es muy grato dar la respuesta adecuada, y más grato aun cuando es oportuna” (Proverbios: 15:23).

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